En la Unión Europea existen unos 60 millones de personas con
discapacidad, estas personas cada vez están participando de
una forma más activa en la sociedad, lo que también implica
actividades como el ocio y el turismo. Esto ha supuesto que
desde la Unión Europea se planteara como algo importantísimo
y fundamental la supresión de barreras que impidieran o
limitaran la práctica de actividades turísticas para las
personas con algún tipo de discapacidad.
España aprobó un plan estratégico para 2004-2008 sobre la
accesibilidad universal en paradores turísticos. Este plan
contó con una inversión específica de 2,3 millones de euros
e iba encaminado a incentivar las actuaciones concretas de
eliminación de barreras en los espacios turísticos.
La ciudad de Ceuta, según comentó el técnico de la empresa
OBIMACE encargado de la accesibilidad, Jesús Rodríguez,
posee unos niveles muy importantes en cuanto a la
accesibilidad de estos espacios turísticos, de hecho, estima
que “Ceuta es accesible en un casi un 100 por cien”.
No sólo edificios accesibles
El técnico de OBIMACE insistió en que pese a que es
importante recoger el hecho de la accesibilidad que
presentan los edificios turísticos, “las ciudades también
tienen que ser accesibles para que estas personas con
discapacidad puedan realizar su actividad, una cosa debe ir
ligada con la otra”.
Existen por tanto tres tipos de barreras que hay que tener
en cuenta para considerar accesible un lugar, las de la vía
pública, denominadas barreras urbanísticas, las que
presentan los edificios, llamadas barreras arquitectónicas y
las de transportes y comunicación, consideradas como
barreras comunicativas.
Antes de que se publicara la Ley sobre accesibilidad de los
edificios en 1995, ninguno recogía esta necesidad, pero
ahora todos las edificaciones que se construyen deben ser
accesibles. “Estas y otras actuaciones han hecho que las
personas con discapacidad estén participando cada día más de
la sociedad, ahora afortunadamente, se ven más personas
minusválidas por la calle paseando, por ejemplo”, indicó.
Ejemplos concretos
Si nos ponemos a enumerar uno por uno todos los
emplazamientos turísticos de Ceuta, exceptuando en el sector
de la restauración, como cafeterías o bares, el nivel de
accesibilidad es muy alto. “Y no es que los empresarios no
quieran hacer accesible sus cafeterías sino que hay lugares
donde las propias características del emplazamiento, como
una calle empinada o una escalera, imposibilitan este
acceso” apostilló Rodríguez.
El Poblado Marinero, por ejemplo, es accesible totalmente en
su planta inferior, “la superior no, aunque se está
estudiando colocar elevadores o rampas, existe el estudio y
se está trabajando en ese proyecto”, añadió.
Todos los hoteles tienen accesibilidad completa en sus
accesos y habitaciones reservadas para personas con
discapacidad. El viceconsjero de Turismo, José Antonio
Rodríguez, explicó como ejemplo que tras la remodelación del
hotel Tryp se contempló la creacción de habitaciones
específicas para estas personas con problemas de movilidad.
Queda sin embargo mucho trabajo por hacer en la
accesibilidad de la ciudad para personas con discapacidad
auditiva, por ejemplo, “y es que todas las discapacidades no
están igual de tratadas.
Rodríguez quiso aclarar además que en muchos casos la
accesibilidad no se limita sólo a ampliar el espacio de un
baño en una cafetería sino que “hay que hacerlo adaptado, no
tiene por qué ser de uso exclusivo para minusválidos”.
El Parque Marítimo del Mediterráneo, otro de los emblemas
turísticos de la localidad, también es accesible en su
superficie y en la mayoría de las instalaciones, “sólo que
habría que contemplar la colocación de ciertos adaptadores
para que la persona pudiera introducirse en determinadas
piscinas”, concluyó.
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