Mustafa Mizzian ha vivido una semana difícil. Tan discreto
como siempre, el presidente del Partido Democrático y Social
de Ceuta (PDSC), que hace apenas medio año celebró su último
congreso con el afán de “renovar” su bloque una década
después de su creación y de darle “un nuevo impulso”, se
piensa este fin de semana si merece la pena concurrir a las
elecciones del próximo 27 de mayo o si, dada la situación
política actual, baja la persiana y busca otro camino.
No es, en realidad, la primera vez que se lo plantea. Hace
siete días vivió una jornada muy parecida, o al menos así lo
aseguran fuentes del espectro político y social del PDSC. El
diputado en la Asamblea, muy celoso de la intimidad de su
formación, no quiso entonces atajar los rumores que
aseguraban que esta vez no, que tras la renuncia por un
motivo u otro de un puñado de nombres de los que en sus
previsiones contaban para ocupar puestos de relevancia en su
lista Mizzian iba a dar un paso a un lado en la próxima cita
electoral.
A mitad de semana, fuentes de su partido negaron a EL PUEBLO
esa posibilidad. El PDSC completó los trámites
correspondientes ante la Junta Electoral de Zona (a día de
hoy el de Mizzian es uno de los ocho partidos-coaliciones
que han presentado toda la documentación que les faculta
para presentarse) y el ex presidente de la asociación de
comerciantes, aparentemente contento y decidido, aseguró a
este periódico desde su sede política que estaba “muy
ilusionado”, “muy contento” con su grupo y dispuesto a
defender un programa “realista y realizable”.
No existe, o nadie ha querido aportarla, una explicación de
por qué el jueves por la tarde la rumorología volvió a
propagar por la Gran Vía, con más fuerza si cabe, la noticia
de que Mustafa Mizzian había tomado la decisión definitiva
de no presentarse.
El rumor se acrecentó cuando quienes les vieron empezaron a
contar que Mizzian y representantes de otros partidos con
los que ha estado negociando más o menos veladamente durante
los últimos meses (Federación Ceutí y Partido Ceutí; la UDCE
no acudió al cónclave) se tomaron un café esa misma noche
todos juntos.
Ninguno de los asistentes a la cita ha querido comentar qué
se trató en ella. Sobre la mesa estaría, por ejemplo, por
qué el PDSC no figuraba siquiera en los ítems de las
preguntas del sondeo de Sigma Dos que anteayer anunciaba 18
escaños para el PP, 5 para la UDCE y 2 para el PSOE. Es
decir, los encuestados no podían decir que iban a votar a
Mizzian porque éste no estaba entre las respuestas posibles.
Si la teoría conspirativa de la presunta alianza PP-PDSC
(negada rotundamente por los líderes de uno y otro partido)
para dividir el voto potencial de UDCE-IU fuera cierta no
tendría mucho sentido excluir a Mizzian del sondeo, pero
éste tampoco ha abierto la boca al respecto. “El lunes o el
martes las cosas estarán claras”, se limitó a decir ayer a
este periódico.
Aparte de eso, sólo reconoció que la de concurrir junto a
Federación Ceutí (sin el ex vicepresidente de la Asamblea
Abdelhakim Abdeselam) y el renacido Partido Ceutí, ahora de
la mano del ex secretario de Organización de IU Juan Carlos
Llodra (al que tampoco falta quien lo coloca como “otra
marioneta” de los Populares) y el sindicalista Sadek Driss
es “una posibilidad sobre la mesa”.
Por si acaso, y para intentar acrecentar su viabilidad,
representantes de ambos bloques pasaron el viernes a
mediodía por los bajos del Palacio autonómico para tentar
las perspectivas de Mizzian. Éste accedió, según han
explicado algunos de sus interlocutores en esa entrevista
improvisada, a “pensárselo” hasta el lunes.
De recular en su decisión de no presentarse, “Mizzian tendrá
que explicar cómo puede ir en una lista con personas que le
han acusado de llevar diez años cerca de la derecha”, según
recordaban ayer sobre Llodra miembros de otras candidaturas
en liza. Eso y sobreponerse a los contratiempos que le ha
originado la pérdida de varios nombres que iban a ir en su
‘top ten’ y de algunas fuentes de financiación.
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