¿No lo sabían?. La revolución
jomeinista de 1979 en Irán (con el consiguiente secuestro de
rehenes diplomáticos, ¿no me digan que no lo recuerdan?) fue
el pistoletazo de salida del islamismo radical en una de sus
versiones más puras y aberrantes: la del fascismo verde.
Pudiera ser que el “Shá” Rezah Palevi no fuera un dechado de
virtudes ni su policía secreta aspirantes a la orden de
Santa Teresa de Calcuta, pero como suele decirse “otro
vendrá que bueno me hará”. El caso es que, en nombre de la
versión más dura de la Shía (la segunda corriente, tras la “Sunna”,
más importante del Islam) un país próspero y en vías de
modernidad (quizás fue ese el gran “error” del Shá, que
pudiera ahora estar también cometiendo Mohamed VI) fue
conducido a una sangrienta guerra civil, asesinatos masivos
“sharia” (ley islámica) en mano y arrastrado brutalmente por
los eclesiásticos iraníes a las tinieblas del oscurantismo,
retrocediendo mentalmente a la época feudal bien que,
formalmente, se manejara la más moderna tecnología.
Exteriormente, hay pruebas solventes y abundantes (en el
próximo verano hará doce años que adelanté algunas) sobre la
implicación de la República Islámica de Irán en las redes
del terrorismo internacional de matriz islamista. Los datos,
tercos, ahí están.
Escribo esto porque si, hace unos tres años, una comunidad
de fieles shiíta se había establecido en la vecina F´diq
(Castillejos de toda la vida) recientemente parece haberse
ampliado y movido….. a Ceuta, ciudad querida. Y no me parece
que los tales shiítas sean precisamente de la corriente
opositora al ex agente de los servicios secretos de Teherán
y actual presidente de la República Islámica de Irán,
Ahmadinejad. Tendré un día de estos que hablar con ellos
(diálogo de culturas, oigan) a ver que me cuentan y a ver yo
lo que entiendo, porque ya saben: una cosa es lo que te
dicen, otra lo que realmente piensan y otra, finalmente, lo
que uno analiza con información contrastada en la mano. Ya
les contaré.
Y también lo digo porque, franquicia de “Al Qaïda” aparte,
la República Islámica de Irán no deja de tantear nuestros
puntos débiles (la reciente jugada en la que ha dejado a
culo pajarero al orgulloso Reino Unido, ridiculizando a los
soldados británicos, en televisión y ante el mundo entero ha
sido de Escuela de Guerra) mientras nos socava, esperando el
momento oportuno (con la mira ya en el arsenal nuclear) para
chantajearnos una vez más buscando el jaque definitivo.
¿Mientras?. Utilizando a peones interpuestos como Hezbolá en
Líbano quien, a su vez, maneja cada vez más a la Hamás
palestina, o más directamente a diferentes grupos
terroristas en Irak, Teherán persigue desestabilizar todo
acción política que pudiera ser impulsada desde Occidente
buscando, con ello, nuestro descrédito y, si fuera posible,
nuestra derrota y retirada: un Rocroi. Por lo demás y a la
vista queda, secuestrar militares occidentales sale barato y
da mucho rédito dentro y fuera de la “umma”.
¿Paz?. ¡Ojala!. Pero me temo que pífanos y tambores están
tocando, como en El Álamo, a degüello. ¿Prudencia?. ¡Por
supuesto!. En aras de la misma echemos un vistazo a la
historia… en el “Mare Nostrum”. Me quedo con Catón: “Delenda
est Carthago”. Y no me malinterpreten. Como advertía el
presidente Thomas Wilson, “Hay que defender la paz a todo
trance, incluso con la guerra”. Pues eso.
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