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OPINIÓN - JUEVES, 12 DE ABRIL DE 2007

 

OPINIÓN / PERSONAL Y TRANSFERIBLE

Desvergüenza futbolera
 


Domingo Ramos
domingoramos@elpueblodeceuta.com

 

En el mundo de los toros se emplea el dicho “vergüenza torera” para señalar el poco valor y entrega del diestro durante su actuación y no son pocos los casos que se han dado en los que, dada la falta pundonor por parte de los diestros, se ha considerado actuación deshonrosa y así grandes figuras del arte de Cúchares como Curro Romero o de Paula, por poner unos ejemplos, tuvieron que soportar el escarnio de los aficionados ante lo que ellos (los aficionados) creían deberse a haber sido engañados, principalmente por “la habilidad para precaver los riesgos” o falta de valor –diríamos nosotros- de los toreros actuantes. Esta calificación podíamos trasladarla al deporte del balompié pero después de presenciar los hechos acaecidos en el partido Villarreal-Atl.de Madrid de la pasada semana aunque, como es lógico, adaptándola por lo que nos quedaríamos por considerarlos como una “desvergüenza futbolera”.

Y, sin darle mas vueltas, pasamos a explicarnos: lo presenciado el pasado domingo durante el partido Villarreal-Atlético de Madrid en cuyo transcurso se produce una jugada en la que un defensor, Guille Franco, cae lesionado delante mismo del portero y un atacante del Atlético, Agüero, centró el balón viniendo éste a caer al delantero Fabiano Eller que, sin contemplaciones, marca gol para su equipo.

No nos podemos creer que ni Agüero, “el Kun”, ni su compañero, según manifestaciones posteriores al encuentro, “no se dieran cuenta” de la lesión sufrida por el jugador del Villarreal cuando lo tenían delante de sus propias narices y, menos, al apreciarse que sólo él se encontraba caído en el suelo junto al portero en el momento del remate del delantero a puerta. O sea, que se aprovecharon de una situación que, en cualquier partido, hubiera sido anulada por los mismos jugadores con el solo gesto de echar el balón fuera del campo para que así se atendiera al compañero lesionado, aun cuando, por otro lado, es también achacable al árbitro del encuentro César Muñiz ya que es el único que tiene potestad, si los contendientes no lo hacen por las causas que sean, de parar el juego si lo estima conveniente.

Lo más detestable de todo ello, no obstante, fueron, ante las quejas de los jugadores del Villarreal, las burlas de los atléticos hacia los contrarios una vez terminado el partido, mofándose de su inocencia y candidez. Por ello, aun cuando en el fútbol se den toda clase de trampas tanto por parte de directivos y jugadores, hasta ahora, por lo menos, venía imperando la elegancia del respeto y la atención hacia aquellos que padecen lesión en el terreno de juego, procurándose la paralización del mismo, en el caso de que el arbitro así no lo hiciera, por lo que nos hemos permitido considerar de “desvergüenza futbolera” estos hechos que bien poco dicen de la caballerosidad que debe imperar en todo deporte y mas tratándose del de auténticos profesionales como es el deporte rey: el fútbol.
 

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