Los políticos han dado en la manía
de insultarse a cada paso. Ya sea cuando debaten en el
Congreso (donde a veces se forman trifulcas que un día
terminarán siendo un calco de las tánganas que suelen
producirse en países asiáticos), ya en los medios... Tales
grescas, que producen vergüenza ajena, van minando la
credibilidad de nuestros representantes, y, a su vez, hacen
posible que la democracia vaya perdiendo incluso el derecho
a ser considerada como el menos malo de los regímenes.
Es muy grave el problema que esta generando la crudeza de
los enfrentamientos entre populares y socialistas.
Enfrentamientos que, más pronto que tarde, de seguir por la
misma senda, acabarán acabando en reyertas. Cierto es que
jamás podrían darse, nuevamente, desgracias como las de
José Castillo, teniente de la Guardia de Asalto, y
José Calvo Sotelo, diputado. Dada las actuales
condiciones políticas imperantes en Europa y en gran parte
del mundo occidental. Mas no debemos olvidar que para jugar
con fuego lo primero que hay que saber es no quemarse.
Lo innegable, a estas alturas, es que el politicismo ha
invadido ya todos los tejidos de la sociedad. Algo que le
recordé, días pasados, a alguien muy afín a la causa del PP,
y cuya respuesta fue la siguiente:
-Ello sucede, Manolo, cuando la política falta en su
lugar adecuado.
-Es decir, tú crees que el Gobierno, presidido por
Rodríguez Zapatero, es un desastre en todos los aspectos
y, por tanto, lleva a España a una ruina inminente.
-Sí; y por tal motivo, hay que echar a esa gente de la
Moncloa, a cualquier precio.
He aquí, pues, la opinión de una persona a quien siempre
tuve yo por moderada. Una persona que comulga con la forma
de hacer oposición de Acebes, Zaplana,
Aguirre... Un tipo que habla de ZP cual si éste hubiera
hecho un pacto con el diablo para quebrantar la unidad de
España. Para derruirla de arriba abajo.
Ante semejante actitud de los populares, habrá excepciones,
los errores cometidos por el Gobierno encuentran cierta
condescendencia entre cuantos no gustan de que cada día
aparezcan unos señores en las televisiones anunciando el fin
del mundo. Exagerando la nota a fin de que pensemos que los
socialistas están sometidos a las directrices de la banda
terrorista Eta. O bien inoculando sospechas sobre los del
puño y la rosa, en relación con el atentado del 11-M.
Esa guerra entre los dos partidos principales cuyas
consecuencias están radicalizando opiniones, y consiguiendo
que los españoles se apasionen y discutan con ferocidad, ha
logrado también que los periodistas acudan a las tertulias
para vomitar mierda unos contra otros.
Ciertamente creo que a muchos profesionales de la pluma, les
ha venido de maravilla la situación política que se está
viviendo. Y es que se les ven, a muchos de ellos, las ganas
que tenían de aprovechar un momento así para sacar a pasear
la lengua viperina. Ningún contertulio se corta lo más
mínimo a la hora de zurrarle la badana a quien le lleve la
contraria. Y, en cuanto pueden, se recuerdan unos a otros su
pasado y a quienes sirvieron, en según qué épocas.
En este aspecto, como no podía ser de otra manera, las
mujeres no se han quedado rezagadas. En absoluto. Las hay
que lucen aires de rompe y rasga. Menudo peligro tienen
María Antonia Iglesias, Isabel San Sebastián,
Isabel Durán, Esther Jaén, etc. Hasta el punto de
que muchos hombres prefieren eludirlas.
Eso sí, en casi todos los contertulios se distingue,
claramente, que más que defender ideas, van a la búsqueda de
obtener prebendas o bien recuperar las perdidas en su día.
También los periodistas están guerra.
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