En tan sólo veinticuatro horas el
secreto mejor guardado se va a desvelar, dando a conocer los
nombres de las mujeres y los hombres que formarán la lista
de los veinticinco populares que irán camino de conseguir un
puesto en la Asamblea a las ordenes de Juan Vivas.
Seguro que muchos sueños y muchas ilusiones, serán rotas en
el momento de conocer a esas veinticinco personas. Sueños e
ilusiones que han mantenido, hasta el último minuto, todos
aquellos / as que esperaban estar entre los elegidos y que
al comprobar que no es así, que sus gozos han sido unos
pozos productos de su imaginación hasta podrán, algunos de
ellos/as, sentirse ofendidos. De todo tiene que haber en
este mundo mundial. Y ni te cuento, serrana del alma, la que
algunos/ as, de estos ofendidos, pueden largar en cuanto se
les tire un poco de la lengua.
Igual deciden estar más callados que una tumba pendientes de
lo que pueda pasar, porque de todo puede pasar en esta viña
del Señor. Tan es así que, algunas de las personas que se
han quedado fuera, tengan una justa recompensa y obtengan
algún que otro carguito que, por supuesto, no les vendría
nada mal para su economía. Las cosas claras y el chocolate
espeso.
No sé, porque me lo tengo que pensar, si hacer un esfuerzo y
trasladarme hasta el Polígono Virgen de Africa que es donde
me han dicho va a tener lugar el asunto. Igual, como soy así
de esa forma de ser, espero a leerlo en mi periódico y me
evitó tener que darme un paseo, que mi cuerpo serrano no
está para muchas caminatas y, además, mis oídos no
escucharán cosas que no despiertan, en mi persona, el mayor
interés.
Decididamente no voy a ir hasta aquellos lares. Me quedo en
casita y mañana me enteró de todo, bien enterado, por el
compañero que haya tenido que cubrir al asunto.
Comprendo el malestar, de todos aquellos/as, que se hayan
quedado sin ir en esas listas, con la ilusión que se habían
hecho, además de las cosas que habían prometido, de salir
como diputado, a familiares y amigos.
El menda, servidor de ustedes, no tiene ningún problema en
ese asunto de ir o no ir en alguna lista ya que, por
descontado, no iré al no pertenecer a ninguno de los
partidos que se presentan a las elecciones municipales. Cosa
por demás que ni me ocupa ni me preocupa, con lo cual salgo
ganando al no tener el corazón en vilo, para saber si me han
incluido en las mismas. Esas son, sin duda alguna, las
ventajillas que gozamos todos los que vamos por libre en la
vida sin tener que prometerle nada a nadie.
Oiga, amigo guardia, cada día estoy más encantado no
deberle, ni agradecerle nada a nadie, decir lo que me parece
e importarme tres pepinos lo que opinen de mi persona, cada
quisqui incluidos aquellos que viven de cambiarse la
chaqueta según los vientos que soplen o los lameculos y
pelotas que se pasan la vida inclinando sus cabezas,
mientras dicen “si bwana”.
No me negarán que no es una ventajilla, el ahorrarse el
collarín en el cuello por el dolor de las cervicales de
tantas inclinaciones y, por supuesto, el tener que decir “si
bwana”, a aquellos que la tómbola de la vida les regaló la
gorra y el pito.
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