Que Ceuta, como en el resto de
España, nos encontremos en el nivel 2 de alerta
antiterrorista no es ya una novedad. Casi nos hemos
acostumbrado a la vigilancia que las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad del Estado realizan durante las 24 horas a
instalaciones denominadas como estratégicas, o que en la
Frontera el Puerto y en el Helipuerto se extremen las
medidas de seguridad.
Aún así y pese a que, de por sí, este nivel de alerta es
importante, lo cierto es que tras conocerse los atentados de
Casablanca, la seguridad en Ceuta se ha reforzado y los
agentes desplegados en todas y cada una de las unidades,
grupos y secciones, están dando un poco más de sí mismos
para garantizar la seguridad en nuestra ciudad.
Son los grandes desconocidos, pero sin embargo los más
importante a la hora de desarrollar una labor vital para la
ciudadanía. El que se vean más policías uniformados
patrullando por las calles debe ser una medida que se adopte
en sede administrativa central. Es necesario que Ceuta
disponga de un 091 sobrado y sin ajustes ni estrecheces por
causa de falta de personal. Aún así los que están -más que
justos- para cumplimentar los turnos marcan con
profesionalidad su labor, a veces incomprendida e, incluso,
desapercibida.
Cierto es que la Policía que no se ve, la de paisano,
funciona bien -sin los medios materiales deseados- pero con
una entrega que roza la excelencia. Si le añadimos los
efectivos de la Guardia Civil con sus problemas y, a veces,
carencias, más la permanente predisposición de la Policía
Local, tenemos que aún sin los mejores medios materiales e,
incluso, humanos, el arrojo y la acometividad de los
profesionales con placa -sea del cuerpo que fueren- logran
superar las demás carencias.
Suerte pues, de este modo, para los que desde la
responsabilidad en la Administración pasen desapercibidos en
su ‘gestión’ aunque se muestren incapaces de dotar realmente
con medios humanos y materiales las verdaderas necesidades
de una ciudad española fronteriza con un país que empieza a
estar subyugado a la tiranía de la radicalidad islamista
que, por otra parte, es un hecho, está más cerca que nunca.
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