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OPINIÓN - MARTES, 10 DE ABRIL DE 2007

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Las Semanas Santas, digan lo que digan, no son iguales que las de antes. La cosa ha cambiado lo suyo y hasta hemos perdidos algunas tradiciones y eso me gusta menos, que no está la cosa como para ir perdiendo tradiciones.

Antes, cuando el Señor resucitaba, los chavales de mi época n os dedicábamos a arrastrar latas por nuestro barrio o por nuestras calles, armando un ruido de aquí te quiero ver. Hoy no se arrastran latas ni nada que se le parezca. Hoy los ruidos se arman con las celebraciones de las fiestas nocturnas. Que esos si que son ruidos y no los que armábamos nosotros, corriendo con nuestras latas.

Bueno, también, debido a que por aquella época, eran contados los coches que circulaban por esta tierra, los Viernes Santos no circulaban ningunos y se guardaba un silencio sepulcral, que para eso había muerto el Señor. Hoy, las cosas claras, eso no sería posible debido, principalmente, a la gran cantidad de vehículos que circulan por nuestras calles.

También, en aquella época, nadie se cogía las vacaciones, no por nada, sino porque era fecha de recogimiento y, además, que había menos nivel económico que en la actualidad, donde se va uno al banco amigo, y le dan el préstamo suficiente para pasar estos días de vacaciones lejos del mundanal ruido.

Que hayan desaparecidos todas esas cosas, lo de arrastrar las latas, lo de circular los vehículos y que se largue todo quisqui de vacaciones, es lo más normal del mundo en a época en la que vivimos porque, además, todas esas cosas no son tradiciones sino, simplemente, unas costumbres de aquellos tiempos, que con la modernidad actual se han ido perdiendo porque, entre otras cosas, en la actualidad no tienen razón de ser.

O sea, con toda claridad, que con la desaparición de todo eso, no hemos perdido ninguna de nuestras tradiciones. Ahora lo que me preocupa, porque eso si que puede ser una de nuestras tradiciones, es que éste año no he encontrado a ningún vendedor de “burgaillos” y, encima, nadie se ha quejado de que, algún niño, le haya manchado la chaqueta con un pirulí, Si perdemos el que haya vendedores de “burgauillos” y que nadie se le hay machado la chaqueta con un pirulí, no me cabe duda alguna que estamos perdiendo unas tradiciones muy nuestras. ¡Ditan sean las cazuelas de papas con bacalao!.

Hay que recuperar, al menos, la venta de “burgaillos” en la Semana Santa. Primero porque es una tradición comprar esos “caracoles enanos”, en estas echas y segundo, porque era una jartá de entretenido mientras esperaba usted las procesiones intentar, con el alfiler de turno, sacar la carne de ese caracolillo diminuto de tan buen sabor. Y ni te cuento, serrana del alma, si a algunos de los comensales de semejante manjar marinero, s el quedaba pegado en la garganta esa capilla fina que protegía la carne del “burgaillo”. El tío, como decía mi amigo el gitano Juan, las pasaba canutas tratando de expulsarla. Oiga, amigo guardia, se pasaba un mal rato hasta que esa capilla salía despedida.

De todas formas abogo porque esa tradición, de la venta del “burgaillo” , vuelva de nuevo a nuestras calles porque, eso, si forma parte de la tradición ceutí.
 

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