Hemos conocido en este lunes de
resaca de las mini vacaciones de Semana Santa que la Ciudad
Autónoma, a través de la Consejería de Medio Ambiente
instalará los llamados ‘puntos limpios’ en dos ubicaciones
concretas para que la ciudadanía pueda desprenderse de
materiales que, por su peligrosidad o gran volumen, no deben
ir en las tradicionales bolsas de basura.
Se trata de que la institución encabece el ritmo de las
buenas costumbres y mejores prácticas medioambientales de
cara a una mejor y más fácil concienciación ciudadana a base
de disponer infraestructuras determinadas para el empleo y
desarrollo de tales prácticas.
Debe ser considerado un acierto pues el hecho de que Ceuta
pueda contar también con determinados ‘puntos limpios’ para
evitar, sobre todo, la imagen de puntuales lugares erigidos
en cementerios de material inertes no recogidos por el
sistema tradicional.
Mantener el listón alto de la limpieza en España debe ser ya
una obligación no sólo de las instituciones, sino también
-en una preponderante medida- obligación de la ciudadanía
que debe salvaguardar el medio en el que vive, o sea, Ceuta.
La concienciación ciudadana es fundamental, la educación en
buenas prácticas medioambientales se antoja como
absolutamente necesaria de cara a un futuro libre de
situaciones no deseadas como consecuencia de faltar al
respeto medioambiental.
El dicho de que no es más limpio quien más limpia sino el
que menos ensucia debería ser una máxima entre la ciudadanía
en aras a esa colaboración decisiva en que Ceuta se
convierta ¿por qué no? en la ciudad más limpia de España.
Los ‘puntos limpios’ serán muy pronto una realidad en
función de sendos proyectos del gobierno autónomo. A partir
de ahí los ciudadanos deberemos saber utilizarlos
contribuyendo a la calidad de nuestro entorno.
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