Después de tanto tiempo volvemos ante ti, ya no somos los
mismos que antes, esos niños que te pasearon por tus calles,
ya no somos esa cuadrilla que presumía de ser la mejor
cuatrilla del mundo. Ya no somos todos los que fuimos, pero
sí estamos los que quisimos.
Aunque algunos quisieron no le dejaron despedirse de ti como
te mereces como la reina que fuiste, que eres y que serás
para todos nosotros, pero volvemos con las mismas ganas que
al principio y los mismos nervios. Hoy nos brindan la
oportunidad de pasearte otra vez, aquellos que no pensaron
en ti, aquellos que sólo se preocupan de pasear tu traje sin
preocuparse de lo que pensabas, aquellos que sólo les movía
el protagonismo, aquellos que se preguntaban por qué llueve
hoy, aquellos que se preguntaban esta triste soledad.
A ellos les respondo yo.
Llovía porque se sentía sola porque sus niños fueron
expulsados de su casa por cuatro protagonistas llenos de
ambición. Si estaba triste era porque echaba de menos a sus
niños, aquellos que echaron dientes bajo sus trabajaderas,
que lloraron bajo ellas y que se hicieron hermanos bajo su
mirada.
Esos niños que ya son hombres, esos niños que pasan por tu
Casa y se quedan mirando para ver si te ven, esos niños que
cuando entran a tu casa lo primero que hacen es irse a
rezante, esos niños que cuando tienen un problema se
arrodillan ante ti y te piden por favor que les ayudes.
Esos niños que hoy están aquí para pasearte como te mereces,
como lo que eres y serás siempre para nosotros: Nuestra
Madre, Nuestra Soledad.
La Venerable y Real Cofradía de Penitencia del Santo
Entierro de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de la
Soledad procesionó por las calles de la ciudad el pasado
Viernes Santo.
|