“Estamos vendidos”. Esa es la sensación del secretario de la
comunidad de propietarios del polígono comercial del Tarajal,
Manuel Galán, ante la actuación nocturna de los ladrones en
las naves y el pillaje diurno que casi diariamente se da en
la instalación. Desde el Tarajal se achaca una falta de
medios que garanticen una seguridad y una tranquilidad a los
comerciantes.
El amplio volumen de personas que cada día se concentra
dentro del polígono es para los comerciantes el mejor aval
para destinar un dispositivo policial más completo. “El
polígono tiene una población flotante que no la tienen
muchas capitales de provincia. Diariamente pasan entre 5.000
y 10.000 personas”, espetó Galán.
Las peleas y robos de mercancía parecen estar a la orden del
día. Desde el Tarajal se denunció en las últimas fechas un
robo a uno de los almacenes a través de una de las ventanas
así como otras alteraciones del orden en forma de peleas.
La única dotación policial fija con la que cuenta el
polígono es el grupo de la UIP que custodia el paso por el
puente del Biutz y cuya labor es mantener el orden. Además
una patrulla de la Policía Local se mueve por el ámbito del
Príncipe y el Tarajal.
“Sólo pedimos que las autoridades se tomen más en serio el
polígono porque cualquier día pasará algo gordo”, exclamó el
secretario de la comunidad de propietarios. En torno a la
seguridad, se ha argumentado que por el carácter privado del
polígono debería ser este el que contratara a servicios
propios. Una premisa que no comparten desde el Tarajal ya
que “esta excusa no vale cuando entra y sale una cantidad de
personas tan grande”.
Perjuicio en el negocio
La imagen de inseguro del polígono está perjudicando a los
comerciantes en otra vertiente, la del negocio. Según el
secretario de la comunidad de propietarios mucha gente ya no
va al polígono con sus vehículos por miedo a los hurtos. “Se
está corriendo el rumor de que se roban los vehículos
estacionados en el recinto y cada vez viene menos gente de
clase media- alta a hacer negocio en el polígono”, se
lamentó Galán.
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