Me piden siga dando nombres de los
posibles candidatos/ as que vayan a ir en la lista, del
Partido Popular a las próximas elecciones. Ni se pueden
imaginar cómo está el personal de interesado en el asunto.
Cómo será la cosa que me siento, hasta cierto punto,
presionado por toda esa cantidad de amigos y conocidos
preguntándome por la lista. NI te cuento, serrana del alma,
como está el patio de revuelto.
A todos y cada uno de ellos les doy la misma contestación,
que no tengo muchas cosas más que decirles en cuanto a las
personas que van a ir en esas listas. No se lo creen y me
siguen insistiendo hasta la saciedad. La verdad es que, por
intuición más que por conocimientos, me sé o creo saber
algunos de los nombres de las personas que irán en esa lista
a igual que me sé, por esa intuición, quienes no volverán a
repetir en las mismas.
A servidor, personalmente y en persona, diga lo que diga el
mundo mundial, le encantaría que, en la misma, fuesen los
mejores y los más preparados para trabajar por esta tierra
pero, seguramente, por aquello del amiguismo no irán. Son
cosas de la vida que nunca cambian y seguirán, siempre, sin
cambiar en todos los partidos, donde los que mandan quieren
meter a los suyos aunque sea con calzador.
Por eso me ha gustado la actitud de la alcaldesa de Córdoba,
Rosa Aguilar, que ha impuesto que sus favoritos copen los
primeros seis lugares de la lista, haciendo que Andrés
Ocaña, presidente de la Gerencia Municipal de Urbanismo, sea
el número dos de la lista o seda, más claro, su mano
derecha. Rosa Aguilar ha hecho, lo que hay que hacer cuando
se manda lo que, siempre, dice el menda, aquí quien manda
soy yo y al que no le convenga puerta.
Ejemplo que deberían seguir algunos de los que mandan
impidiendo que nada, ni nadie les presione, para colocar en
los primeros lugares de la lista a quienes no son de la
confianza de quienes tienen la sartén por el mango y sí, por
el contrario, personal del “si bwana” de los que presionan
para colocar a sus gentes de confianza, con lo cual inclinan
la balanza a su favor.
Si yo fuese Juan Vivas, desde mi particular punto de vista,
personal e intransferible sería, sin discusión alguna, el
que decidiese los siete primeros de esa lista de los
populares, colocando en ellos a los hombres o mujeres de mi
total confianza que, siempre, estarían dispuestos a
resolverle algún que otro problema que pudiese surgir, sin
que yo tuviese que intervenir para nada demostrando, de esa
manera ser, todos ellos, personas de mi total confianza
No quiero decir, con ello, que todos cuantos vayan, tanto
hombres como mujeres, no sean de la confianza del presidente
pero como decía aquel: “más vale pájaro en mano que cientos
volando”. Eso pasa en las mejores familias, todos son de
confianza de los padres, pero en unos se puede confiar más
que en otros. Y más en esto de la política que nunca se sabe
lo que puede pasar.
Por cierto, antes de que se me olvide, no permitiría, de
ninguna de las maneras, lo dijese quien lo dijese, que se
quedara fuera de esa lista, ningún hombre o mujer válido que
me defendiese, con total garantía, llegado el momento.
Naturalmente, servidor no es Juan Vivas.
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