Guillermo Molina estudió su escolaridad obligatoria, hasta
2º de ESO, en el C.P “Maestro Juan Morejón”. Fui muy
afortunado por haberlo tenido en mi tutoría, justamente
cuando finalizaba el primer ciclo de la ESO. Guillermo era
un alumno, todavía con 13 años, que destacaba por su gran
corpulencia. Practicaba todo tipo de deportes, pero
preferentemente, la natación. Todas las tardes se entrenaba
en el “Caballa”.
Destacaba, aparte de sus condiciones físicas, para la
práctica del deporte, por su nobleza y generosidad.
Atesoraba una serie de virtudes que hacía que todos sus
compañeros, lo adorasen. En los recreos se veía, de forma
continua, asediado por ellos. Todos querían tenerlo por
amigo.
En aquellos momentos, no tenía muy claro lo de su dedicación
exclusiva a la natación, si bien, no dejaba de entrenar. Él
quería ser también un gran jugador de balonmano. Era que,
por sus condiciones físicas, podría destacar en cualquier
modalidad deportiva.
Con frecuencia intercambiamos opiniones sobre su definitiva
dedicación. Jugó, en este sentido, un papel muy importante,
decisivo, su profesor de Educación Física. Y su decisión fue
la de inclinarse por la práctica del waterpolo. Sin embargo,
en las competiciones escolares participaba con el equipo del
Colegio, en la categoría correspondiente, en la modalidad de
balonmano. En cuanto se refiere a su rendimiento escolar,
hacía grandes esfuerzos para conseguir superar sus cursos.
Cumplía con todas sus áreas. Era lógico que así sucediera,
por su gran dedicación a los entrenamientos. Disponía de
poco tiempo para ocuparse de las actividades del Colegio.
Con él se presentaba en el aula un serio problema: el de su
colocación. Él lamentaba que siempre se veía relegado al
final. Colocarse delante impedía que los demás se sintieran
cómodos. Con su enorme cuerpo, representaba un obstáculo.
Por otra parte, añadir la dificultad de su mesa y silla, no
adaptada a su anatomía. Todo ello suponía para él un gran
sacrificio, ya que, sobre todo, lo que más le interesaba,
para estar más atento en clase, era ocupar los primeros
lugares. Conocí de sus éxitos iniciales, al dejar el
Colegio. Por sus vacaciones, o en cualquier otra ocasión,
siempre nos visitaba.
Ahora, en la actualidad, de nuevo Guillermo, salta a la
popularidad. ¡Nada menos que ser elegido el jugador más
valioso de waterpolo, en el Campeonato del Mundo celebrado
en Melbourne! Y, además, haber conseguido la medalla de
bronce, lo que hará que España esté presente en los próximo
Juegos Olímpicos de Pekín.
En su línea de modestia, al conocer su elección, manifestó:
“Estoy sorprendido por el galardón, no lo esperaba, pero
este premio no hubiera sido posible sin el trabajo de todo
el equipo” (también fue incluido en el siete ideal del
torneo). Con respecto a la medalla conseguida, se expresó
así: “Quiero felicitar al equipo, a los técnicos y a la
Federación. Esto no se consigue así porque sí; es el
esfuerzo de mucha gente y hemos conseguido la tercera plaza.
Teníamos mucha confianza, queríamos ganar esta medalla, y
ahora a disfrutar de este momento”.
Por lo que se refiere al futuro de la Selección, Guillermo
dijo lo siguiente: “Desde que se ha iniciado este nuevo
proyecto sólo quedamos dos jugadores del equipo que ganó el
Mundial en Fukuoka, sabíamos que teníamos buenos jugadores,
pero debíamos ser un equipo trabajador, y lo estamos
consiguiendo…”. Y sueña con una medalla el próximo año en
Pekín “Se puede soñar, pero siempre saliendo con la misma
mentalidad. Hay siete u ocho equipos que pueden ganar el
título y puedes quedar quinto o primero…”. Guillermo Molina,
el alumno que salió de las aulas del C.P. “Juan Morejón”, en
la elite del waterpolo mundial.
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