Miguel Ángel y Juanjo, compañeros
y sin embargo amigos, a los que uno les tiene ley de la de
verdad, me hacen una encerrona como organizadores y miembros
de la Asociación Cultural Kalypso invitándome al acto de
inauguración del asunto.
Uno, por supuesto, no se esperaba que en esa inauguración
del asunto, que lleva por nombre Sánchez Prado, se me fuera
a rendir un homenaje como el decano de la prensa escrita en
nuestra tierra.
Sierre he mantenido que mi reconocimiento como decano de la
prensa escrita, era algo que no querían aceptar, algunos
analfabetos con gorras y pitos, cosa que me daba igual
porque, nunca he considerado, como algo importante y que me
deje sin sueño, ese reconocimiento por parte de esos
personajillos. Es más, lo he dicho y lo repetiré hasta la
saciedad, sigo creyendo que decano es la marca de un coñac y
que es una forma cursi de llamarle a uno viejo.
Bromas a un lado, tengo que reconocer que me emocioné cuando
Llamas compañero y amigo, leyó una pequeña parte de la
historia de mi vida. Una historia que hizo volver a mi
imaginación, recuerdos entrañables, cuando con pantalón
corto y siendo Vicente Amiguet director de “El Faro” inicié
mi andadura en el periodismo y aún, hoy, después de tatos
años sigo en el camino, porque aquello que se dijera
“caminante hace camino al andar” y me queda mucho camino que
recorrer para seguir aprendiendo en esta bendita profesión.
Sé que éste homenaje que me rindieron mis compañeros y que,
por supuesto, nunca olvidaré, lo hicieron más por el gran
cariño que me tienen que por los escasos méritos que pueda
reunir mi persona después de toda una vida dedicada a juntar
letras y que aunque no me guste, sobre todo porque me
gustaría mucho más que los compañeros que se fueron
estuviesen aún entre nosotros, con lo cual me quitarían un
peso de encima de que por no estar ya, entre nosotros, todos
esos compañeros me encuentre en la obligación de tener que
ser el decano de la prensa escrita.
Con ese reconocimiento realizado, como decano de la prensa
escrita, por estos amigos y grandes amigos, creo que quedan
cerrados cuantos homenajes a este reconocimiento me quieran
hacer porque no aceptaré ni uno más.
Las cosas hay que hacerlas como las han hecho ellos, de
corazón y con todo el cariño que se que me profesan y,
además, que no hay cosa más bonita que el homenaje sincero
que te rinden unos compañeros de profesión en reconocimiento
a los escaso méritos que uno pueda tener.
Con este acto de homenaje, primero y último que aceptaré, se
cierra cualquiera otro que se quiera hacer para reconocerme
como decano de la prensa escrita de mi tierra. Ya tengo más
que suficiente con el realizado, por mis compañeros y amigos
desde el cariño y el respeto.
Aceptar otros, sería aceptar una hipocresía que ni entra ni
forma parte de m i manera de ser. Además que no aceptando
otros sé, con toda seguridad, lo felices que haré a todos
esos personajillos que en la tómbola de la vida les tocó,
por la gracia de algún dios, poseer gorras y pitos con
mando. Me gusta hacer feliz al personal.
Gracias, por todo, compañeros del alma, compañeros.
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