El tiempo amenazante permite, por
el momento -creemos que seguirá así- el disfrute de nuestras
cofradías en la calle.
El viento racheado del noroeste no deslució, pese al interés
de eolo, la majestuosidad de un tradicional Encuentro de
Martes Santo.
En cualquier caso, la avenida Alcalde Sánchez Prados,
perfectamente ataviada para la ocasión, se engalana para
acoger la carrera oficial del discurrir de las cofradías por
las calles ceutíes.
¿Es nuestra Semana Santa motivo para venderla turísticamente?,
absolutamente si. El esplendor de nuestra Semana Mayor es
digna, absolutamente digna como para enorgullecernos de una
muestra de arte tan magnífica como la que apreciamos
cualquiera de los días en los que está prevista la salida
penitencial de las hermandades ceutíes.
La tradición, la devoción, las imágenes, los enseres, la
disciplina en la calle, el ritual cofrade, el olor a
incienso, la seriedad, el respeto... la magnificencia de la
contemplación de una cofradía, con letras mayúsculas, en su
recorrido por las estrechas calles más tradicionales, las
‘revirás’ más espectaculares, las marchas cofrades, los
tambores y cornetas... la banda, el ejército, la luz... la
Semana Santa de Ceuta.
La Plaza de Africa, en el día de ayer, se encontraba repleta
de personal tres horas antes del momento previsto para el
tradicionalísimo encuentro protagonizado por Jesús Nazareno
y la Esperanza, titulares de la popular cofradía ceutí. La
ligazón con el Tercio de La Legión le confiere una especial
atracción. La Legión es muy de Ceuta y los sentimientos no
tardan en aflorar cuando resuenan las notas del Novio de la
Muerte a ritmo de marcha procesional, lenta, pausada,
marcial.
La representación del encuentro de Jesús, con su madre, en
su marcha hacia el calvario provoca sensaciones de todo
tipo, uno de los momentos álgidos de nuestra Semana Santa y
su esplendor.
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