En la tarde noche de ayer, la Santa Iglesia Catedral acogió
la celebración de la Misa Crismal, donde el obispo de Cádiz
y Ceuta, Antonio Ceballos Atienza celebró con todos los
presbíteros de la diócesis y los cientos de fieles que se
dieron cita en el Templo Catedralicio dicha Misa.
En este sendito hay que comentar que la Misa Crismal es una
de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal
del obispo y como signo de la unión estrecha de los
presbíteros con él. En ella el obispo consagró el Santo
Crisma, bendiciendo posteriormente los óleos de los
catecúmenos y de los enfermos.
El Santo Crisma, es decir el óleo perfumado que representa
al mismo Espíritu Santo, nos es dado junto con sus carismas
el día de nuestro bautizo y de nuestra confirmación y en la
ordenación de los diáconos, sacerdotes y obispos.
La palabra crisma proviene de latín: chrisma, que significa
unción. Así se llama ahora al aceite y bálsamo mezclados que
el obispo consagra para ungir a los nuevos bautizados y
signar a los confirmados. También son ungidos los obispos y
los sacerdotes en el día de su ordenación sacramental.
La liturgia cristiana ha aceptado el uso del Antiguo
Testamento, en el que eran ungidos con el óleo de la
consagración, los reyes, sacerdotes y profetas, ya que ellos
prefiguraban a Cristo, cuyo nombre significa "el ungido del
Señor". El crisma se hace con aceite y aromas o materia
olorosa para significar "el buen olor de Cristo" que deben
despedir los bautizados.
Con el óleo de los catecúmenos se extiende el efecto de los
exorcismos, pues los bautizados se vigorizan, reciben la
fuerza divina del Espíritu Santo, para que puedan renunciar
al mal, antes de que renazcan de la fuente de la vida en el
bautizo.
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