El Código de la Edificación, que aprobó el Gobierno hace un
año, entró en vigor la pasada semana. Todos los edificios de
nueva construcción en España debían cumplir los puntos sobre
seguridad en caso de incendio y seguridad de utilización y
ahorro de energía desde el pasado mes de septiembre. Ahora
se han unido los documentos centrados en la seguridad
estructural y salubridad. Aún queda pendiente la aplicación
de los apartados sobre la Protección frente al Ruido y de
Accesibilidad, que se encuentran en trámite. El objetivo es
lograr edificios más seguros y eficientes desde el punto de
vista energético, para éstos, establece reducir el consumo
con un uso racional y sostenible, que parte del
aprovechamiento de fuentes renovables, para reducir las
emisiones nocivas, como la de CO2.
Por zonas
El Código contempla límites de la demanda de energía en
función de las características de cada edificio para
favorecer el ahorro, sin que disminuya el bienestar, impulsa
el rendimiento de las instalaciones térmicas y de
iluminación e impone unos porcentajes de energías limpias.
Una parte del agua caliente de los edificios debe provenir
de energía solar directa y un porcentaje de la energía
eléctrica que necesita se debe obtener por paneles solares,
según esta normativa. Para ello, distingue 12 zonas
climáticas en España y a cada una de ellas le corresponde un
porcentaje de energías limpias.
En Ceuta, que se encuentra en la zona cuatro, hasta el 70 %
del agua caliente deberá ser de origen solar, mientras que
en el norte de la península sólo será necesario alcanzar el
30 %. Lo mismo ocurre con la energía eléctrica producida por
paneles solares, cada zona climática tendrá que obtener un
porcentaje de kilovatios. La aplicación del CTE reducirá en
un 50 % las emisiones de CO2 de las viviendas y reducirá el
gasto energético un 30 ó 40%, según el Observatorio de la
Sostenibilidad de España.
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