A raíz de la publicación de mi
artículo sobre los indultos semanasanteros y la idea de los
indultos laicos coincidiendo con fechas no piadosas ni
festividades litúrgicas, he recibido llamadas preguntándome
sobre mi opinión acerca de las medidas de gracia que
beneficien a los musulmanes. Quienes, por cierto y si siguen
ustedes el hilo de mi argumentación, son los que más derecho
tienen y más merecen ser indultados en España . ¿Qué dicen?
¿Qué comience a desmadejar el ovillo? De acuerdo. Pero me
remontaré al almibarado invento socialista de la supuesta
“Alianza de civilizaciones” que tiene nombre de oenegé y en
cuyo nombre (y disculpen la reiteración) seguramente
proliferarán despachos, oficinas, cargos, carguillos y
anexos al gran festín del buenismo extremo y remunerado. Eso
sí, cuando diseñaron la cursilada, la ciudadanía respondió
demandando, en esas alianzas tan bucólicas, absoluta
reciprocidad en el tratamiento de las civilizaciones, un
toma y daca correlativo y coherente, porque si no es mamonéo
con la eterna disyuntiva arquetípica y kafkiana de
sempiternos esquilmados y esquilmadores vocacionales.
La reciprocidad es derecho y es obligación, si no se parte
de esa base no hay alianza que aguante el cachondeo. Y como
ese requisito es demandado y exigido, bien haría nuestro
pamplinoso gobierno en tener un detalle y comportarse con
los musulmanes. Pero no en plan “cooperación” ni obra de
caridad institucionalizada, sino siendo recíprocos y
correspondiendo a gestos concretos de Su Majestad Mohamed VI,
esposo de la exquisita Reina de Corazones Lalla Salma Benani.
¿Qué les relate el último gesto? De inmediato : cincuenta y
dos presos españoles indultados con motivo del nacimiento de
la princesita Jadiya, indulto total y regreso a casa.
¿No sería, ante este gesto magnánimo, correcta y oportuna,
una señal recíproca? No es que, en respuesta a la medida que
ha beneficiado a los cincuenta y dos presos españoles se
vaya a liberar automáticamente a cincuenta y dos presos
marroquíes, pero casi. Y además ¿Por qué no? Estoy hablando
de presos comunes, como comunes eran los reclusos españoles
pasaportados a España. ¿Qué ciudadano iba sino asentir con
la cabeza si, en respuesta a la vuelta de nuestros
compatriotas, se envía a Marruecos un contingente de
indultados nacionales de ese país? Las cárceles alivian su
saturación, las Juntas de Régimen y Tratamiento aligeran
expedientes, los marroquíes se alegran y la medida a todos
complace, porque a todos beneficia y además abre las puertas
a futuras medidas de gracia bajo el principio de
reciprocidad entre ambos países.
Pero de correspondencia nada, o al menos yo no he tenido
noticias de que, a nivel indultos, se esté teniendo un
detalle con los musulmanes ¿Qué por que se va a tener una
atención si se trata de musulmanes españoles? Pues puestos a
hilar fino, en razón a sus orígenes étnicos y religiosos y
porque, el que ha liberado a cincuenta y dos criaturas
tiene, entre otros títulos el de Príncipe de los Creyentes y
es una referencia religiosa para ellos y encima ha
beneficiado a medio centenar de cristianos, con enorme
ecuanimidad, virtud que merece una contestación política y
humana. Les hablo con conocimiento del caso, porque pedí un
indulto para un paisano mío rifeño, Omar, que lleva dos años
cumplidos en la cárcel de Aranjuez de los tres a los que fue
condenado y ni puto caso. Se ve que, los Ministros, no nos
tragan a los rifeños, pese a que, en el indulto me referí a
la reciprocidad, al igual que en el indulto solicitado para
Abdelmalik Oulad que pena en Granada, aunque me parece que
este recibió un trato preferente porque, el bedel del
Ministerio envolvió con él los churros del desayuno.
¿Medidas de gracia para los musulmanes? Yo pido, de entrada,
cincuenta y dos. Si es que hay coherencia y hay vergüenza.
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