Sylvia habla con devoción de sus maestros, de lo que le han
aportado y de lo que ha aprendido a su lado. De Ceuta
recuerda como iniciador de su vocación a Pedro Alemany,
junto a quien aprendió que lo suyo era la música en el
Conservatorio Municipal, y de la ciudad del Darro guarda un
gratísimo recuerdo de Juan José Pérez Torrecillas, profesor
del Conservatorio Superior de Música de Granada. La enorme
lista de títulos y nombres que han ayudado a esta artista a
formarse y elevarse es muy amplia como para enumerarla en
este pequeño espacio. Baste decir que hoy es ella la
maestra, y que su carrera no se detiene y está plena de
proyectos.
¿Qué te ha aportado a nivel artístico nacer en Ceuta?
Yo empecé a tocar en Ceuta, y mi maestro allí, Pedro
Alemany, me animó muchísimo a seguir con el piano. Con 18
años tuve que irme a Granada, donde me decidí a dedicarme a
ello por completo. Pero mi principal motivación y mi
vocación nacieron en Ceuta.
¿Qué influencias artísticas has recibido, algún autor en
particular? Pienso, por ejemplo en Granada y en Manuel de
Falla.
Sí, claro. De Manuel de Falla he tocado las “Andaluzas” de
las “Semblanzas españolas”, pero lo que más me ha influido
ha sido el Romanticismo, y recientemente estoy descubriendo
el siglo XX y las Vanguardias. Aunque este último siglo lo
que realmente me produce es interés, como influencia la más
significativa es la del Romanticismo, Chopin en especial.
Últimamente estás tocando mucho duetos con otros
instrumentos, ¿qué posibilidades ofrece esta modalidad de
conciertos?
Sí, son muchas las posibilidades que ofrece. He tocado con
flauta, y ahora estoy tocando junto con un violín. El piano
es un instrumento solista que muchas veces se puede ver
limitado, de modo que, a nivel de llegada al público puede
verse muy beneficiado. En cuanto a motivación, el programa
para tocar duetos es muy amplio y ofrece muchas
posibilidades, esto produce que tenga muchas más salidas que
tocar como solista. Ofrece muchas más posibilidades.
Tuviste la oportunidad de tocar con el Coro de la Ópera
Estatal de Berlín, una ciudad de larguísima tradición
musical. ¿Cómo viviste esta experiencia y qué supuso para
ti?
Esto sucedió en 2001, vino el Coro de la Ópera de Berlín a
tocar en el Teatro Real de Madrid dirigido por Daniel
Barenboin. El caso es que estaban interesados en dar algún
concierto con un piano y me eligieron a mi. Estuvimos en el
Teatro Real y también actuamos en la Puebla de Montalbán, en
Toledo. Como experiencia fue maravillosa.
Supongo que estar dirigida por alguien de la talla de
Barenboin debe marcar mucho artísticamente.
Evidentemente marca muchísimo. Tuve además la oportunidad de
conocerle y me aportó mucho.
En la actualidad también estás trabajando en bandas sonoras
para cortos. ¿Cómo se afronta este reto musical, cómo le
pones música a las imágenes?
En realidad es algo que tiene muy poco que ver con la
interpretación musical clásica, ortodoxa. Componer música
para, por ejemplo, un documental, que es en lo que ahora
mismo estoy trabajando, tiene un proceso muy definido. En
primer lugar se ven las imágenes sin música, en bruto
digamos, sólo los diálogos. A partir de ahí vas componiendo
a partir de lo que te vayan sugiriendo las escenas. Son
ellas, las imágenes, las que te piden su música.
¿Estas contenta de volver por unos días a Ceuta, tienes
planes para actuar en tu ciudad?
Me encantaría tocar allí, dar un concierto en Ceuta. La echo
mucho de menos. Ahora estoy trabajando en el Conservatorio
de Almeria y echo mucho en falta mi ciudad, desde siempre.
De momento no tengo nada previsto, pero me encantaría tener
la oportunidad de tocar allí. Aver si puedo programar algo
porque me llenaría de ilusión.
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