Tras unas ‘Palmas Doradas’ -premios del Grup Cultural
Ilicità ‘Tonico Sansano’ del 25 de marzo- vienen otras. A
siete días de diferencia. Son las espigadas palmas
amarillas, -blancas, doradas- y los artesanales ramos
trenzados a mano, de iguales colores y que el Domingo de
Ramos llenan las calles.
El premio ‘Palma Dorada’ -concedido al pueblo de Elche y a
su Ayuntamiento y que recogió el concejal de Cultura- tomó
su nombre y su aspecto de la palma de domingo de ramos. La
larga palma y el ramo artesanal procesionales que la gente
lleva acompañando a la imagen de Cristo montado en una
burrita, se realizan en Elche.
Una artesanía única en el mundo y por tanto 'sui géneris'
como autóctona y local ‘denominación de origen’ gracias a la
milenaria actividad de las familias hortelanas ilicitanas,
tradicionalmente, de generación en generación y cuyos
origenes se remontan a 1371, cuando el Cabildo del Consell
de la Vila (Consejo Municipal o Ayuntamiento antiguo) se une
a la festividad repartiendo limosnas.
El comercio o venta de la palma blanca -dorada- de Domingo
de Ramos en Elche es una actividad que se viene realizando
durante siglos hasta hoy, como se demuestra en los libros de
actas municipales de 1429, siendo las palmas doradas
ilicitanas exportadas a todo el mundo cristiano desde la
antigüedad.
La espigada palma se logra tras ocultar del sol las hojas de
la palmera, lo que la dora, quedando blanca o amarilla
mediante ‘encaperusament’, capucha o funda de plástico
principalmente, conteniendo el cogollo y que se ata con
cuerdas.
El ramo artesanal se hace trenzando, enlazando las hojas de
palma y rizándolas –parecido a hacer cuerda de esparto -,
dándole formas geométricas, ornamentales, monumentales y
simbólicas, destacando la figura de la Patrona de los
ilicitanos, la Virgen de la Asunción.
Mención merecen los espectaculares ramos que compiten en
concurso y aquellos que se envian a diversas personalidades
como jefes de Estado y presidentes de Gobierno.
El Domingo de Ramos de Elche, -procesión y artesanía- como
celebración popular es también único en el mundo. Miles de
ilicitanos damos comienzo a la Semana Santa llenando las
céntricas calles y ofreciendo así un precioso mosaico
dorado.
Los turistas extranjeros se hartan a hacer fotos, se
maravillan de las excelencias de la ciudad -gracias a la
promoción desarrollada desde la declaración de Fiesta de
Interés Turistico Internacional- y se empapan de
ilicitanismo.
Por ello, el Domingo de Ramos de Elche es signo de identidad
totalmente propio, auténtico, autóctono. Los ilicitanos, con
palma y ramo, demostramos en la calle nuestra ilicitanía, el
identitario sentimiento cívico de pueblo diferenciado en
esta fiesta digna de contemplar y que invita a ser
visitada.Conocerla vale la pena.
|