Del mismo modo en que, el Fiscal Jefe de la Audiencia
Nacional, Javier Zaragoza, contempló para sorpresa de
abogados, procuradores, jueces y hasta de fiscales
coherentes que las declaraciones de Arnaldo Otegi -por las
que se le acusaba de enaltecimiento del terrorismo- eran
“irritantes, deleznables y reprobables para la inmensa
mayoria de los ciudadanos, se trataba sólo de una opinión”,
yo podría también utilizar un discurso irritante, deleznable
y/o reprobable para opinar de aquellos fiscales que con sus
actuaciones facilitan el permanente cachondeo con el que el
entorno de ETA logra humillar al estado de derecho, al
Gobierno de España y a las instituciones democráticas. Eso
sí utilizando a estos señores de toga que -opino yo-
configuran el brazo armado del actual Gobierno en sus
‘relaciones’ con Batasuna, ETA y la madre que los parió.
Opino también, de un modo irritante para algunos -espero-,
que la connivencia entre estos representantes de la Justicia
(la que está anexionada al Gobierno), o sea la Fiscalía
General del Estado, debilita a la Justicia deshaciendo así
el noble principio que la debe sustentar.
Mal papel el de Conde Pumpido, propuesto y nombrado por el
Gobierno, para que pueda si quiera justificar mínimamente la
profunda incoherencia escenificada por el fiscal jefe de la
Audiencia Nacional, Javier Zaragoza.
Yo puedo opinar deleznablemente que, en determinados
procesos dirigidos fiscalmente por pesos pesados del llamado
Ministerio Público se dejan entrever bajo una cada vez menos
ténue luz, los hilos monclovitas de los intereses de un
gobierno por acabar, como sea, con el terrorismo.
Yo opino que en esta concreta batalla no se puede ceder un
milímetro porque la utilización del argumentario de causas
políticas esgrimidas por ETA y sus adláteres no se
corresponde con la realidad -la suya es sólo una praxis
mafiosa para mantener un nivel de vida económica desahogada
de los centenares de hijos de puta que aplauden los
asesinatos para seguir viviendo del miedo-; que se lo
pregunten a los empresarios vascos.
Opino que Zaragoza y Pumpido actúan con ojos bizcos para
interpretar los delitos; y opino que su actuación cual
títeres, ha humillado a fiscales, a la Justicia en general y
al país por extensión.
Son sólo opiniones ¿no?.
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