Empecemos. Y prosigamos con la
verdad del barquero, porque en este proceloso campo de los
medios de comunicación la deontología profesional me parece,
al día de hoy, la única salida digna del profesional de las
letras o de las ondas. Es obvio que la objetividad no existe
-invocar ya la palabra es artero y demagógico-, pero podemos
al menos intentar ser honestos. El primer paso sería separar
la información de la opinión, sin escurrir el bulto de las
coordenadas ideológicas de cada cual.
No escribo estas líneas al albur, pues cruzado ya el
Ecuador de la vida y yendo, una vez más, ligero de
equipaje uno salta al estribo consciente de emprender una
nueva cabalgada, de incierto horizonte sin duda pero
sintiendo que la trotada tiene al menos un fín en sí mismo.
Como diría el poeta Prefiero más que llegar pensar que ya
voy llegando, andar por andar, andando, caminar por caminar.
Con lo que está cayendo y lo que viene encima- mientras el
Borbón sigue con la boquita cerrada, de bisnis como
el sobrino-, este notario fronterizo entiende que la única
forma de mantener la dignidad y el tipo es ser, una vez más
y para variar, fiel a sí mismo. Darse un respiro en el
camino, subiendo a un altozano para otear el paisaje. Con
perspectiva. Analizar antes de proseguir la andadura.
Triangular y arrumbar. Con firmeza y sin que tiemblen el
pulso ni las piernas. Ancha es Castilla. Palabras
obvias, al menos, para los que seguimos teniendo un aire
institucional y un cierto sentido del Estado. Y allá el
honor de cada cual.
Soltemos lastre. Con Al Yazzira, por ejemplo. Es
curioso que en una ciudad tan cotilla y fenicia como Ceuta
nadie rascara en pos de una explicación. ¿Por qué no ha
venido al final la famosa cadena televisiva? Y perfilo
conforme a mi estilo:
1. La delegación en Rabat habría dado por buena la
visita, matizando que el equipo que se desplazaría a
Ceuta vendría directamente de Qatar.
2. En el despacho de la Plaza de los Reyes ya se
habrían dado oficiosamente por enterados, como pude
comprobar también personalmente.
3. Conspicuos personajes de la Ciudad (y no voy a
tirar de nombres) habían comprometido la entrevista.
¿Entonces?. Lo de Al Yazzira es como el cuento: ¡Que
viene el lobo!. Sospecho que alguien, sobradamente conocido,
habrá cobrado un buen pico por tener la rara habilidad de
repicar y desconvocar la procesión. Dicho.
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