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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 28 DE MARZO DE 2007

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Los líderes de los partidos, en el asunto este de la política, tienen que ser como la mujer del César, no sólo serlo sino parecerlo para evitar, con ello, ciertas conjeturas que pueda hacer el personal a la hora de valorarlos.

Mal camino llevarán, todos aquellos líderes que pueden tener colgado el cartelito de que son buenos, unos auténticos fenómenos a los ojos del personal, si este empieza a dudar de que tenga esa capacidad para gobernar que se le ha otorgado pero que, a la hora de la verdad, su especialidad es poner paños calientes, sin decidirse a dar un golpe seco sobre la mesa haciendo saber, a todos, quien es el que manda y ordena sin aceptar imposiciones de nada ni de nadie. De ahí el que además de serlos tienen que parecerlos.

Ser líder encierra una gran responsabilidad, tanto en cuanto, son muchos los que confían en él para que les solucione sus problemas. Incluso cuando en las pandillas de amigos se elige un líder, de la misma, éste sin quererlo adquiere la responsabilidad de ser el que tiene la obligación de solucionar cualquiera de los problemas, que dentro de esas pandillas de amigos, se puedan dar. Aún en los momentos más delicados, tiene que demostrar el por qué, toda la pandilla de amigos le eligió a él, como jefe de la mismas.

Cualquier error, por pequeño que sea, a la hora de tomar una decisión será valorado muy en su contra, por todos aquellos que confiaron plenamente en su liderazgo. Y desde luego jamás le perdonarían el dejarse manejar por algunos de los componentes de la pandilla. Eso, además de ser una traición a la confianza de- positada en él, sería considerado una perdida, total y absoluta, de todos los valores que sus amigos al elegirlo como líder de la pandilla le habían supuesto que poseía, al considerar tales perdidas que carecería de los méritos suficientes para ser el líder, cuando sólo eras un simple muñeco dejándose manejar por cualquiera del grupo.

En los líderes, sean políticos o simplemente de pandillas de amigos, da lo mismo, se busca encontrar a la persona mejor capacitada para otorgarle ese liderazgo, con el que tanto sueñan algunos. A sus conocimientos culturales, estos también se tienen en cuenta, hay que añadirle otros elementos primordiales, como son el saber estar, en todo momento, a la altura que las circunstancias requieran, incluso se le exige ser algo dictador llegado el caso, al tener que tomar algunas decisiones y que, estas, no le hagan temblar el pulso si, en algunas de esas determinaciones, tiene que eliminar a algunos de la pandilla que le quiera imponer su voluntad en algunas ocasiones.

El líder, el de verdad, el auténtico, el que no se debe dejar manejar por nada ni por nadie, no puede tener un momento de vacilación al tomar esas determinaciones de hacer que, algunos, abandonen el barco en el que están subidos. Un temblarle el pulso a la hora de tomar esa decisión de no permitir que nada ni nadie le quiera hacer la menor imposición, ser un gran fracaso y la perdida de confianza de todos los que la habían depositado en él. La cobardía y el dejarse manejar como un pelele aceptando imposiciones, es una muestra de que sólo es un líder con píes de barro.
 

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