La magia del circo ha vuelto a Ceuta. El vértigo de los
trapecios, las risas de los payasos, el miedo de las fieras.
El espectáculo total que ha alimentado la imaginación de
generaciones enteras y más de una obra maestra del arte y la
literatura. El misterio mágico del circo ha inspirado desde
comedias a tragedias, desde pinturas que retratan la
escondida melancolía del payaso hasta obras de terror como
la de la inhumana exposición del hombre elefante.
El circo es un mundo lleno de ilusiones que tienen detrás
historias interesantísimas, novelas andantes tras los
vaporosos trajes de las malabaristas o el látigo del domador
de caballos. Aunque si hay un protagonista claro del mundo
del circo, son los niños. Ellos son la razón de ser de esas
grandes carpas. Sin los niños, la melancolía del ‘clown’ no
se evaporaría en grandes carcajadas, y el presentador no
sería el dueño de nuestra incertidumbre. En el fondo, el
circo es una metáfora de muchas cosas que salen poco a poco
del sombrero del mago.
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