El nuevo currículo educativo que
marcará las enseñanzas mínimas que todo estudiante de
Educación Infantil, Primaria y Secundaria Obligatoria deberá
adquirir en los territorios cuyas competencias todavía están
en manos del Ministerio de Educación y Ciencia (básicamente,
las ciudades de Ceuta y Melilla y algunos centros educativos
en el extranjero) reforzará la importancia de la asignatura
de Lengua y del castellano como vehículo de formación.
El documento, que se compone de un 65% de contenidos comunes
para todo el Estado y un 35% “adaptado” a las peculiaridades
de cada región, será presentado hoy en la Dirección
Provincial del MEC. Si el grueso del mismo ya se conoce
desde hace más de dos meses, el otro 35% debe servir, según
las intenciones del Gobierno central, para articular
“objetivos, contenidos, criterios de evaluación y otras
directrices” que contribuyan a reducir “en la medida de lo
posible” el fracaso escolar y la falta de motivación entre
los alumnos, más extendidos en la comunidad escolar de las
ciudades autónomas que en ningún otro rincón de España.
El debate lingüístico, avivado durante los últimos meses a
cuenta del proceso de reforma del Estatuto de Autonomía,
debería servir a toda la clase política ceutí para encontrar
un punto de encuentro sobre el que establecer medidas para
garantizar la mejor formación a los jóvenes locales. Ese
punto de encuentro es, sin duda, el castellano. A partir de
ahí todo es discutible, y el Ministerio ha dado un buen paso
al anunciar desde ya que está dispuesto a recibir “todas las
aportaciones” de la comunidad educativa de los centros
escolares, los que mejor conocen la problemática que los
circunda.
Durante el próximo mes y medio, profesores, padres y
estudiantes pueden aportar su grano de arena para mejorar el
borrador del Ministerio. Ninguno debe hacer dejación de
funciones porque en el envite se juega algo muy importante:
el futuro del capital humano de esta ciudad.
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