19. LUNES
El diputado del Partido Popular, Francisco Antonio González,
arremete contra el delegado del Gobierno. Lo cual no es la
primera vez. En esta ocasión, lo acusa de reunirse con
directores provinciales y dirigentes del Partido Socialista
de Ceuta, en la Delegación del Gobierno. Como si semejante
hecho fuera motivo para manifestarse en la calle. Algo que
no sería extraño en vista de los tiempos que corren. Pero
FAG va aún más lejos: ha puesto también el grito en el cielo
porque Jenaro García-Arreciado vive en Ceuta sin su familia.
Y, claro, algunos fines de semana los pasa éste en Huelva. A
mí, que conozco muchas situaciones relacionadas con la
estancia de los delegados en esta ciudad, se me ocurrió
escribir una columna al respecto. Y en ella le recordaba al
diputado González entre otras cosas, por su desmemoria, que
es preferible contar con un delegado del Gobierno cuya
familia no resida aquí, y que viaje a veces hasta Onuba, que
a otro dado a empinar el codo desde que amanece hasta que
anochece. Y encima, por si fuera poco, se deje registrar los
cajones, mientras recibe terapia sexual, y le birlan
informes reservados.
20. MARTES
Dicen que Juan Vivas está viviendo en un ay por culpa de la
composición de las listas electorales. Y que nuestro
presidente apenas concilia el sueño pensando que en cuanto
se descuide lo más mínimo le meten varios candidatos no
deseados por él. Incluso me aseguran que un día, harto ya de
provocaciones, dijo que estaba hasta los cojones de oír
ciertos nombres. Lo cual me parece una exageración. Por no
decir que esa expresión malsonante nunca ha salido de la
boca de nuestro presidente. Me resisto a creer que éste se
pronuncie de semejante manera. Ahora bien, mucho me gustaría
que lo reseñado fuera cierto para felicitarlo efusivamente.
En vista de que ello sería la prueba palpable de que empieza
a oponerse de verdad a ser mangoneado por los listos de su
partido.
21. MIÉRCOLES
Se veía venir. Estaba cantado que el delegado del Gobierno
haría las veces de rehiletero. Y es que Francisco Antonio
González, diputado del PP, le había puesto a huevo el toro
de la discordia para que Jenaro García-Arreciado decidiera
vestirse de torero de a pie y le pusiera al morlaco tres
pares de banderillas negras, con garbo y salero. Los
primeros palos fueron dedicados a la firma del convenio
entre el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas, y el
PP de Andalucía para el pacto de hermanamiento. Y lo hizo al
quiebro. El segundo, dejándose ver y esperando la llegada
del adversario, fue de poder a poder. “Estoy más tiempo en
la ciudad que el diputado; y cuando estoy, trabajo como lo
hacía en el Congreso; de ahí que no me vean de copas ni de
cenas”. Y el tercero, el llamado par del violín, lo colocó
en todo el morrillo el torero de plata huelvano. La
dedicatoria estuvo acorde con el enorme par: “Entiendo que
el diputado luche desesperadamente por meter la cabeza en
una lista. Quien no tiene otro cobijo, busca una posición
para no pasar los lunes al sol”. Seguro que García Arreciado
está ya en la lista de los banderilleros que aspiran a ganar
el trofeo de los castigos rápidos y contundentes.
22. JUEVES
Tercer acto del enfrentamiento entre el delegado del
Gobierno y el diputado del Partido Popular. Espero que sea
el último de una polémica que va tomando aires de riña entre
niños. Francisco Antonio González, diputado vitalicio, ha
respondido que él es un currelante de la Cámara Baja. Un
trabajador que diariamente llega a la cama extenuado. Más o
menos que su tarea parlamentaria, al cabo de tantos años, le
está pasando factura cual si fuera un picapedrero. Y que
cómo se atreve Jenaro García- Arreciado, tan poco dado a
doblarla, a poner en duda sus iniciativas parlamentarias. De
manera que FAG le exigió una rectificación urgente al
delegado del Gobierno. Y éste, al darse cuenta de que
alguien de los suyos -con asesores así, don Jenaro, no
debería entrar en guerras- lo había equivocado, rectificó
con rapidez, aclarando que había hablado de intervenciones y
nunca de iniciativas. Y pidió las consiguientes disculpas.
Juan Vivas, mientras tanto, se ríe por lo bajinis y a mí me
ha venido la disputa que ni pintiparada para darles mi
versión de los hechos.
23. VIERNES
Dicen que está gravemente enfermo. Si es así, las palabras
de Jesús Polanco han de ser tenidas muy en cuenta.
Presidente del grupo Prisa, multimillonario y de vuelta de
casi todo, no necesitaba hablar tan claro y tan alto.
“Acabamos de ver una manifestación que es el franquismo puro
y duro”, sentenció el magnate de la prensa española en
alusión a la reciente manifestación organizada por el
Partido Popular cuando lo de Juana Chaos. Denunció que al
partido de la oposición le vale absolutamente todo para
regresar al palacio de la Moncloa. Y sacó a relucir sus
temores: “Si estos señores recuperan el poder van a venir
con unas ganas de revancha que me dan mucho miedo”. Y hasta
tuvo tiempo para la esperanza: “Si hubiera un partido de
derechas y laico, lo apoyaríamos porque es lo que hace falta
en este país; un partido que entienda la alternancia en el
poder como un cambio de gestión natural”. Lo peor fue, sin
duda, la acusación cruda y rotunda que hizo: “Hay quien
desea volver a la Guerra Civil”. Declaraciones dramáticas.
Mientras que los políticos siguen dando pie, con sus
enfrentamientos y acusaciones disparatadas, a que las gentes
puedan pensar que lo dicho por el presidente del grupo Prisa
no es una exageración.
24. SÁBADO
Yo no sé si al delegado del Gobierno le ha tocado este fin
de semana el viajar a Huelva para estar con los suyos. Pero,
debido a las broncas que ha tenido que afrontar, bien habría
hecho en darse el piro de Ceuta y regresar cuando se le haya
bajado el estado emocional. Y en vista de que ahora se ha
puesto de moda tomarles la tensión a los políticos en el
Parlamento, no vaya a ser que la salud de sus señorías
peligre cuando se ensalzan en riñas barriobajeras, Jenaro
García-Arreciado debería someterse a ese control todos los
días. Al menos, de aquí al final de las elecciones. Para
evitar problemas inesperados. Puesto que estoy por
asegurarle que pocos serán los días que no haya de salir al
paso de declaraciones contra él. Sobre todo porque los
adversarios de los socialistas se han percatado de que don
Jenaro no ha venido aquí a escurrir el bulto de la política
de partido. Tal y como hizo, en su día, Jerónimo Nieto: un
abulense abúlico y cuyo nombramiento, como delegado del
Gobierno, fue para él una fórmula de agarrarse al último
cargo que le ofrecían los suyos. De ahí que viniera a esta
ciudad tan a la fuerza cual de muy malas ganas. Y, claro,
bien pronto le dieron la boleta del despido. No podía ser de
otra manera.
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