Moncho Borrajo se despide y cierra de su faceta teatral,
pero no tiene intención de abandonar la vida pública. La
cuestión, a partir de ahora, es proseguir con otras
actividades, otra manera de enfrentarse al público. Una
fundación para niños superdotados y discapacitados, charlas
en universidades, colaboraciones en medios de comunicación,
más pintar, más escribir. Sabe que tiene el don de la
palabra y, después de haber ahorrado para vivir desahogado,
espera tener tiempo para tomarse el café de la sobremesa.
Pregunta: ¿Cuántas chaquetas resumen 36 años de trayectoria?
Respuesta: En total habré usado unas cien, y este show se
resume en 84. Cuando tiene un cierto carisma, logra que la
gente no se fije en el escenario. En esta función no salgo
del escenario y se me ocurrió que qué mejor resumen de una
vida que mis chaquetas. Faltan algunas porque se van a una
fundación que estoy montando en mi pueblo, en Galicia.
Resumen muy bien mi trayectoria porque hace treinta años no
era normal llevar chaquetas a juego con el pañuelo. Es un
homenaje implícito a mi padre que era sastre y una forma de
ver como han cambiado las tendencias.
P: Despedida y cierre teatral... ¿Y de la pintura, y de
escribir narrativa?
R: No. Esto es una mudanza. He recorrido toda la geografía
española, he pasado de una suite de lujo a una pensión. De
cena alucinante a bocadillo. Una vez un crítico me llamó
manipulador d sentimientos y me pareció muy acertado porque
manejo emociones y hago una critica social fuerte con
vocabulario ordinario en ocasiones para fastidiar. Son
conceptos diferentes. Estudié Bellas Artes, me encanta; he
escrito cuatro obras de teatro, no voy a dejar nada. Yo me
despido de una manera de trabajar, pero seguiré dentro del
mundo del espectáculo. Voy a dirigir mi vida. Voy a limpiar
esta buhardilla de cosas que no valen para nada. La gente me
dice ‘y ahora qué’ y siento que les dejo huérfanos, pero
quiero volver a casa. Quiero irme cuando estoy arriba. Como
decía Concha Piquer: Cuando veas que puedes bajar el primer
peldaño, márchate porque aquí te hacen que bajes todos de
golpe. En este sentido España es un país cutre.
P: ¿Se pueden cumplir todas las peticiones del público?
R: Para preparar esto hablé con mucha gente y les pregunté
que era lo que más les había gustado de lo que había hecho.
Decidí no pensar en lo que me gusta a mi sino en el público.
Parece que mi espectáculo no está preparado, pero sólo tiene
un 30% de improvisación. Intento hacer una terapia de grupo,
pero siempre hay cosas de las que nunca me he reído:
minusválidos, pateras, terrorismo. Me quedo con los
prepotentes, los hipócritas. Por eso muchos políticos me
temen. Del humor a la sangre hay un abismo y es un paso que
no hay que dar. Y la gente perdona siempre más un taco que
una pedantería.
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