PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

cultura - DOMINGO, 25 DE MARZO DE 2007


Manuel Merlo. ASLE

teatro / entrevista
 

“A un actor se le mide cuando
está callado, sin recursos”

El director del Centro Dramático de Ceuta, Manuel Merlo, repasa su trayectoria ante
su próxima participación como dramaturgo
en el musical ‘Amores ocultos’
 

CEUTA
Elsa Cabria
elsacabria@elpueblodeceuta.com

En treinta años que lleva Manuel Merlo en Ceuta afirma que aún no ha encontrado ninguna persona que le pueda dirigir sobre el escenario. Encargado del Centro Dramático desde su fundación, prefiere actuar antes que mandar, pero opta por no abandonar el bastón y ha decidido embarcarse en una nueva aventura. Llevará las riendas del montaje musical ‘Amores ocultos’, obra poética de 500 páginas en las que el prestigioso oftalmólogo Francisco Romero deshace sus sentimientos amorosos. A falta de definir algunos temas, el proyecto se enfila internacional, pero él se mantiene tranquilo. Asegura no tener pretensiones de Broadway.

Pregunta: ¿Quién es Francisco Romero?


Respuesta:Es oftalmólogo, humanista, pero sobre todo poeta, como se describe. Es una eminencia europea en su campo. Le conozco hace treinta años, pero le perdí la vista. Salía en programas del doctor Beltrán. Ha vivido en Suiza, Alemania y EEUU porque es muy inquieto. Hace diez años empezó a reflejar sus primeras ideas en poesía, editó dos libros y este tercero parece que le ha dolido más, le ha llegado más al corazón. ‘Amores ocultos’ es un viaje de quince días con una chica por varios países que le dejó una huella muy profunda. Una historia que ha cerrado en 500 páginas.

P: ¿Qué visión das sobre qué estilo narrativo?


R: La visión mas emotiva, me quedo con la frase que el me decía: no me quería enamorar y me enamoré, pensaba que era ella quien se estaba enamorando y fue al contrario y al final, totalmente enamorado, ella me dejó. Creo que está muy bien narrado. Sigue una línea moderna, no rimada, muy naturalista, sin pretensiones, sencilla de leer. Tiene metáforas muy bonitas y numerosas descripciones.

P: ¿Porqué tú?


R: Al principio buscaron a un director escénico de Madrid que fue el que les creo lo primero, a mi sólo, hace nueve meses, me llamaron para intervenir con mi voz en dos temas. Después de dos meses sin contacto, ya había un espectáculo, pero a mi no me convencía. El autor quería que le vigilase el texto y veía que se estaba perdiendo. Había problemas de ansias de protagonismo musical, pero quiso contar conmigo y Romero me dijo que podría hacer y deshacer lo que quisiese. Desde hace quince días, es también mi proyecto.

P: ¿La vanidad es un problema?


R: En Ceuta no hay problemas porque a un actor un día le toca llevar la luz y el otro está en el escenario. Cuando alguien piensa que tiene todo el escenario para el, lo mejor es que le toque la esquinita.

P: Repasa tu trayectoria artística...

R: Empieza en 1964 en Valdepeñas donde fundo un grupo al que llamo ‘El Trascacho’ que todavía está vivo, pertenece a una entidad literaria dedicada a las artes, tiene un certamen importante a nivel de poesía internacional que ya va por la 46 edición. Se celebra todos los años en una cueva, en la despedida de vino viejo y recepción del nuevo, no hay dinero en metálico, simplemente símbolos artesanos. Está considerado, a nivel internacional, de los más importantes. Se juntan pintores, poetas actores... En el 67’ creé el grupo de teatro y todavía están los que yo deje cuando vine a Ceuta en el 76 más sus hijos.

Yo he estado estudiando con William Layton, Adolfo Marsillach, Norman Caraborelli, Francisco Onieva, Richard Finn, Yuri Berlavin, descendiente directo de la metodología de Stanislawski. En el 95’ decidí no asistir mas a cursos. He intervenido como actor en 200 funciones diferentes y 300 como director. Con el Centro Dramático vamos por la función número 156.

P: ¿Te gusta más mandar o actuar?


R: Me gusta más actuar, pero aún no he encontrado en Ceuta un director que me pueda dirigir. Llevo haciéndolo desde 1970. En la muestra de monólogos que hemos preparado con el Centro quería que me hubiese dirigido uno de los actores, pero al final no se pudo.

P: ¿ Cuáles son los valores de un director de teatro?


R: La ilusión y el cariño por lo que estás haciendo. Es muy difícil manejar a un colectivo de actores porque somos humanos y los hay que llegan pensando que son el divo de la compañía. Por eso, hay que sacar la muleta, templar, parar y mandar. Darse cuenta de quien es quien manda. Lo más importante es que lo que haya encima de la mesa sea el alma y no las particularidades de cada uno.

P: ¿ Un actor sobre el escenario se mide mejor cuando recita o cuando calla?


R: Lo pudimos comprobar cuando preparamos ‘Doce hombres sin piedad’. Había nueve actores que prácticamente no dicen nada. Ahí es donde se mide al actor. Siempre lo digo, me fijo mas en el actor que esta callado que el que esta hablando porque tiene el texto, la fuerza y la voz defenderse. Pero el que esta callado está sin recursos. Si no lleva dentro a su personaje y siente la interacción del espacio y del resto de actores, rápidamente te das cuenta de que está fuera del personaje.

P: ¿Con miedo al proyecto?

R: Es un reto personal, es importante porque me va a dar la opción de hacer un trabajo que tiene proyección internacional de salida porque es un montaje que nace con dinero. Ya hay contactos con Sudamérica para finales de año...

No tengo pretensiones, no cobro nada por hacer esto. Lo hago por cariño al autor y porque no quería que se desviase del tema la obra. Mi cache es cero. Si me ofreciesen otras cosas no lo sé, quiero mucho donde estoy, donde vivo y lo que hago y no me gustaría que se produjera el vacío, tendría que ser muy importante para poder cambiar con todo. Es una experiencia más que dirá que estuve en el camino y en el camino me he tropezado con esto. Y luego, estaré de vuelta.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto