La frase más fashion ha de
formularse con expresión entre preocupada y meditabunda,
mirando de paso al firmamento con cierta desconfianza.
Mientras pasamos el invierno sacando a santos en andas de
paseo para las rogativas de la lluvia, llega la primavera,
ecos semanasanteros y recordamos al santo con antipatía
porque parece que, el cielo lo hace a propósito y ya no se
sabe si, cada mes de abril, se mojan más los mantos por las
inclemencias del tiempo o por las amargas lágrimas de
decepción de los cofrades si no han podido pasear su trono.
Azotan los vientos de marzo, ante nuestra satisfacción, ya
que, un tiempo tan estival no era lógico y dicen las
cabañuelas que “Cuando marzo mayea, mayo marcea” Y
marcearnos el mes de las flores, con sus comuniones de
merengue e incienso, es una excelsa putada del Cosmos y no
hay derecho a que, el tiempo, esté tan loco y a que no metan
en la cárcel a los propietarios de empresas contaminantes. Y
sí le hagan una regresión al segundo grado a un pobre
defendido mío que ha tardado cuatro años en que le
concedieran los beneficios y las salidas del tercer grado.
¿Qué que ha hecho el hombre y por que me ofusco tanto? Me
ofusco porque yo soy comadre de un primo suyo a cuyo
primogénito he echado las aguas y porque, una conducción
temeraria no es para tanto, bueno, tienen razón, tampoco
llevaba carnet de conducir, pero bien claro se lo dijo a la
Guardia Civil de Cártama “No tengo el carné, su primo,
porque como no zé leé ni ehcribí, los payos no me lo quieren
dá” Y encima condujo algo desaforado porque, vio el control
y como está “de los nervios” le dio un jamacuco. Así que,
más que probablemente, no podrá obtener un permiso para
hacer la promesa siguiendo a Nuestro Padre Jesús Cautivo a
quien, por cierto, el pasado año acompañaron los Regulares
de Ceuta ante la emoción y el entusiasmo de los cien mil
penitentes, que seguimos a la Sagrada Imagen. El Cautivo no
se moja nunca. Ni el Cristo de la Buena Muerte, porque, son
procesiones tan increíblemente hermosas y sentidas que, las
estrellas, disipan los nubarrones para espiar su paso y no
perderse el arte más puro en movimiento, patrimonio
artístico y cultural chorreando barroquismo por las calles y
el adorno marcial de los militares. ¡Que gustan los
militares en Andalucía!. Pero…¿Se mojarán los tronos? Mejor
se reza a Santa Bárbara Bendita, aunque no haya tormenta
sino chubascos malparidos y al arcángel San Rafael para
encontrar aparcamiento, a Santa Librada para tener un buen
parto, a San Expedito cuando la cosa aprieta en plan malo,
a… ¿Qué a quien rezamos los abogados y los procuradores?
Pues a Santa Rita, que es la santa patrona de las
provisiones de fondos y de las minutas de honorarios por
aquello de “Santa Rita, Santa Rita, lo que se da no se
quita”. ¿Qué a quien se encomienda la judicatura y la
fiscalía? Al Santo Job, lo sé de buena tinta, porque si no
ejercen la virtud de la paciencia pueden emparanoiarse por
el estrés laboral y acabar con las neuronas humeantes
después de firmar cien mil resoluciones recurribles. Aunque
todos los que llevamos nuestro escaso patrimonio en la
sesera nos encomendamos al Espíritu Santo que es un tercer
ojo de la Santísima Trinidad, o así lo considero yo, sin
arrimarme en absoluto al príncipe Siddharta, sino a mis
reflexiones teológicas, iletradas pero sinceras… Oigan,
oigan ¿No les llegan ecos de tambores? No, no padezco
esquizofrenia paranoide cofradiera, sino que la Semana Santa
se arrima en el calendario y pueblos y ciudades se van
impregnando de aromas de inciensos y azahares y de marchas
procesionales, están pendientes en la atmósfera y se oyen y
se sienten con los pabellones auditivos que el alma oculta
en el corazón.
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