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OPINIÓN - VIERNES, 23 DE MARZO DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

Poner el toro en suerte
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

La Asociación Deportiva Ceuta ganó el domingo en el Alfonso Murube y Juan Vivas, según tengo entendido, se quitó un peso de encima. Porque nuestro presidente lo pasa muy mal, más que mal, viendo que el equipo lleva ya dos temporadas dando tumbos en su grupo. Y es que, de la noche a la mañana, la ADC ha pasado de ser un equipo temido y respetado en su categoría, a convertirse en otro cuya meta es competir para alejarse de los puestos designados para descender.

Parece cosa del siglo pasado cuando en la ciudad se hablaba solamente de si era mejor que el equipo se clasificara primero, segundo, tercero o cuarto a fin de evitar a tales o cuales rivales en la liguilla de ascenso. Algo tan complicado como eso, llegó a convertirse en rutina y en críticas acerbas contra sus dirigentes cuando no lograban el triunfo definitivo: el jugar en la Segunda División A.

Sin embargo, el tiempo transcurrido desde aquellos días donde cualquier derrota se convertía en una sorpresa mayúscula y las victorias parecían obligadas, no llega a los dos años. Un hecho que no pasa inadvertido para los aficionados, los de verdad, y desde luego para quienes entienden que la política le hace un flaco favor al fútbol cuando consigue adentrarse en él.

La intromisión de algunas personas en la vida del primer equipo de la ciudad, llevadas por su deseo de manejar en la sombra las riendas del club, ha sido fatal para la entidad. A los hechos me remito: la primera temporada fue un desastre; enmendado en su tramo final por un entrenador que supo hacer un trabajo acorde con lo exigible en semejante situación. La segunda, no me me cansaré de decir que todavía es peor que la anterior. Puesto que se han vuelto a cometer los mismos errores. Fichar mal. Cuyo resultado ha sido la formación de una plantilla descompensada en casi todas sus líneas.

Cierto es que la directiva ha sabido blindarse ante las críticas. Lo cual demuestra que su presidente, en ese aspecto, ha sido más listo que el hambre. La culpa de cuanto está sucediendo la tiene el hombre encargado de contratar a los futbolistas. A él, dicen los correveidiles, se le otorgó toda la confianza y se le dio carta blanca para que hiciera un equipo a su gusto. Dentro, claro es, de las posibilidades económicas del club. Que no son pocas. Ya que no es la falta de dinero el problema para que la situación sea tan deplorable.

En suma, que entre unos y otros, han convertido la ADC en un equipo ramplón con aficionados que viven pendientes de los resultados obtenidos por Baza, Villanovense, Villanueva, Cerro Reyes..., para comprobar cada semana que éstos son peores y que serán, a fin de cuentas, los que impidan cualquier hecatombe del club de sus amores.

Por consiguiente, no me extraña el que Juan Vivas lleve sufriendo ya dos temporadas por lo mal que se viene gestionando el club en el aspecto deportivo. Me consta que no acierta a comprender cómo es posible que haya personas que, durante varias temporadas, hayan sido capaces de confeccionar plantillas competitivas, y otras que no dan pie con bola. Lo cual le plantea el dilema: ¿me precipité a la hora de dar el visto bueno a los cambios ocurridos en el seno del club?, ¿debería enmendarme la plana?

Mi visión del asunto, presidente, por si le vale de algo, es que se impone ya mismo la necesidad de nombrar a alguien con conocimientos del mercado futbolístico; alguien cuya economía le permita vivir al margen del fútbol; alguien enamorado de este deporte y con deseos enormes de servir al equipo de su ciudad. Alguien, bien pagado cual profesional, y con suerte suficiente para acertar incluso cuando se equivoca. Como ve, le he puesto el toro en suerte.
 

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