La Ciudad Autónoma de Ceuta efectuó un total de 10. 572
actuaciones a través del Servicio de Control de Plagas
dependiente durante 2006, según los datos que aportaron ayer
la viceconsejera de Sanidad y Bienestar Social, Celinia de
Miguel y la responsable del servicio, Rebeca Benarroch. Esta
cifra supone un aumento del 18 por ciento en cuanto al
conjunto de desratizaciones y desinsectaciones respecto a
2005, año en el que se realizaron 8.652 intervenciones.
La naturaleza de estas plagas hace que las medidas ante los
roedores se lleven a cabo en los meses de invierno mientras
que la lucha contra los insectos se desarrolla a partir de
la primavera y sobre todo, en la época estival. En el caso
de Ceuta, se exterminan cucarachas, pulgas y garrapatas.
Estas últimas con una especial mención por ser transmisoras
de enfermedades.
Las actuaciones contra roedores superan con 6.404 a las
ejercidas contra insectos, que llegan a las 4.168. La
responsable del Servicio de control de plagas destacó que
los productos empleados son biodegradables y que en las
dosis utilizadas no suponen “ningún peligro para las
personas o animales de mayor envergadura”.
Sus inicios
El Servicio de Control de Plagas se creó en el marco de
programas destinados a evaluar, controlar y prevenir los
riesgos de los factores medioambientales que influyen en la
salud humana. A partir de 2003 la Ciudad lleva a cabo
actividades dirigidas a controlar las poblaciones de
animales nocivas de forma selectiva para limitar el impacto
en la salud, el coste y el deterioro medioambiental.
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Un programa de atención gratuito
La administración ceutí, además de
gestionar un servicio de control de plagas en los espacios
públicos y aquellos privados en los que tiene competencia,
posee un programa de atención al ciudadano que consiste en
ofrecer de forma gratuita un primer diagnóstico del Servicio
de plagas para analizar la situación y una planificación de
las actuaciones necesarias en la zona, entre las que se
encuentra la coordinación con la Consejería de Medio
Ambiente en la limpieza, higiene y saneamiento del lugar.
Posteriormente, se aplican métodos químicos o biológicos
activos en la lucha contra roedores e insectos.
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