La Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta
sentó ayer en el banquillo de los acusados a L.A.H y M.G
imputados en tres causas, éstas correspondían a un delito
por tenencia ilícita de armas, otro por blanqueo de
capitales y un tercer delito contra la salud pública.
Los hechos sucedieron el 22 de noviembre de 2005. La Policía
Nacional intervino una vivienda situada en la barriada
Príncipe Felipe debido a las numerosas sospechas que se
tenían, a raíz de varias investigaciones y labores de
vigilancia realizadas sobre la misma semanas antes.
“Sospechábamos de este domicilio ya que habíamos visto como
varias personas entraban y salían de la casa, a altas horas
de la madrugada, cargadas con bolsas, de ahí que
procediéramos a registrarla”, explicó un agente de policía.
Cuando las autoridades intervinieron la casa, sobre las 4:00
de la madrugada, encontraron en una habitación situada en la
azotea un cargamento de hachís de 54 kilos de peso neto. El
hombre que dormía en dicho habitáculo, M.G, al ser
sorprendido por las autoridades, insistió desde un primer
momento en que toda la droga era suya, cuestión que los
agentes de la Policía Nacional resaltaron como algo
“bastante sorprendente”.
El registro de la vivienda continuó tras este primer
hallazgo, encontrándose además, un total de 1200 gramos de
hachís, preparados en bellotas y una maleta con un revolver
y un subfusil.
M.G explicó ante el juez que estas armas las encontró en el
campo, que no eran suyas y que pensaba deshacerse de ellas
arrojándolas al mar. Lo que sí aceptó como suyo era una
escopeta de aire comprimido, que utilizaba, como indicó,
“para asustar a posibles ladrones”.
La casa pertenecía a la segunda acusada, L.A.H, que también
se encontraba en la vivienda aquella noche.
La mujer explicó ante el Tribunal que vive en Algeciras y
que la casa del Príncipe se la dio su ex-marido tras
divorciarse para sus hijos. Ante la pregunta de la razón por
la que G.H se hospedaba en ella, añadió, “Es una casa grande
que este hombre guardaba de posibles ladrones a cambio de
comida y algunos regalos. Pero yo no sabía que se dedicaba a
meter droga, porque de lo contrario nunca se habría quedado
a dormir”.
La cuestión más compleja a desarrollar durante la vista oral
fue el hecho del patrimonio que poseía la acusada. El
Ministerio Fiscal le preguntó de donde había sacado dinero
para comprar: un vehículo todoterreno, un Mercedes Benz, una
casa en Algeciras, otra en Marbella y un garaje también en
la localidad malagueña. A la que respondió que trabajando
vendiendo ropa y calzado de Marruecos en Algeciras y
dedicándose a la prostitución durante su estancia en Málaga,
explicando que por cada servicio cobraba entre 600 y 1.200
euros.
M.G reiteró ante el Tribunal el hecho de que el tráfico de
drogas lo realizaba él sin consentimiento ni notificación a
la dueña de la vivienda, L.A.H y que el cargamento
encontrado lo estaba preparando para unos compradores de
Sevilla.
El juicio quedó suspendido a falta de la testifical de un
perito de balística. La pena solicitada por el Ministerio
Fiscal para la mujer, es de 6 años por tráfico de drogas, 2
años y seis meses por la tenencia ilícita de armas y ocho
años por el blanqueo de capitales. Para M.G las penas que se
piden ascienden a tan sólo ocho años de cárcel.
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