En diversas ocasiones nos hemos
referido a los enfrentamientos dialécticos que han mantenido
diversos personajes de la política española, tales como el
“Combate Estelar” entre Zapatero (“El Monclovita”) y Rajoy
(“La Esperanza de la c/ Génova”); “Curro Moratinos VS Pepe
Bono” y “Sexto y Séptimo asaltos”, dos reseñas de sendos
combates en el Congreso de los Diputados también entre
Zapatero y Rajoy.
Hoy, siguiendo con la serie, nos vamos a proponer relatarles
la última disputa entre dos contendientes que, si no
alcanzan el grado para considerarse como el más
sobresaliente de esta clase de “peleas”, si nos ha deparado
un buen espectáculo boxístico entre, nada menos, que los
pesos medios P. Rubalcaba (“El dóberman de Solares”)
asistido en su rincón por Pepiño Blanco (“O terror do Palas
do Rei”) contra Eduardo Zaplana (“El Lobo Cartagenero”) con
Ángel Acebes (“El ex-Justiciero”) de segundo.
El combate ha venido precedido de una intensa campaña
mediática a través de las declaraciones de los segundos “O
terror” y el “ex-Justiciero”, calentando el ambiente y
haciendo que, por parte de los aficionados y seguidores de
ambos contendientes, privara el interés por asistir al
espectáculo que, como todos sabemos, se desarrolló en una
sesión parlamentaria del Congreso de los Diputados y que,
inclusive, dada la expectación despertada pudimos contemplar
en directo al ser retransmitido por cierta cadena de
televisión,
La “contienda” en si, se libró entre el estilismo y
continuos ademanes de Rubalcaba “Dóberman” que se limitaba a
amagar y señalar golpes bajos una y otra vez reiterando sus
ataques sin efectividad alguna, discurriendo en un tono de
monotonía por el tan conocido contenido como era justificar
el no chantaje de ETA, la excarcelación de de la Juana Chaos
y las liberaciones llevadas a cabo por el Gobierno anterior.
O sea, hasta ese momento, ventaja clara del cántabro a los
puntos ya que hay que considerarle, y eso en los combates de
boxeo puntúa muy favorablemente, la continua acometividad
con que se venía empleando.
Pero, como en otros deportes y en boxeo principalmente, se
trata de un elemento decisivo e importante la pegada y de
eso se valió “El Lobo Cartagenero”, de mayor envergadura
física, para desequilibrar el encuentro, largando un
derechazo, como no podría ser de otra manera, que socavó los
cimientos del Gal y que casi tira a la lona a su contrario
dejándolo K. O. Técnico. Por ende, el “Dóberman” Rubalcaba
ya no atinó más que a reiterar, una y otra vez, el mismo
estribillo del “tú más que yo” mientras los “segundos”, todo
afanados y no contentos con la marcha de la disputa,
buscaban en los libros de estrategias un conjunto de reglas
con que poder asistir a sus pupilos para doblegar al
contrario, acabándose el tiempo y la lucha, quedando
emplazados los contendientes y sus auxiliares a una nueva
disputa, en este caso sin título en juego aunque si para
defender unos postulados que les son necesarios a fin seguir
manteniendo vivo el aliciente de sus respectivos
partidarios.
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