Hemos llegado a tal grado de
libertad que cualquiera se titula “artista” y se permite
agraviar e injuriar, para mas inri utilizando las
subvenciones públicas, queriendo alienar o transformar la
conciencia de cuantos somos creyentes, con fotografías
obscenas, figuras de la religión católica como son el mismo
Jesucristo, la Virgen Maria, San Juan Bautista, etc. etc.
En estos tiempos de la Semana Santa, cuando se admiran
creaciones de verdaderos artistas plasmadas en los pasos que
desfilan por todas las ciudades españolas que rememoran la
pasión y muerte de Jesucristo y que nos sobrecogen el alma,
aparece una publicación ultrajando las creencias cristianas
sin que se tenga en cuenta que son verdades que escapan al
razonamiento puro del hombre que las siente y a las que se
da consentimiento libremente, motivo de más para que se
defiendan con todo rigor y se muestre, por lo menos, el
desprecio hacia quien no se merece mas que, si acaso, con
resignación cristiana, decirle aquello que Jesús, en la hora
de su muerte, exclamó: “Señor, perdónalo, que no sabe lo que
hace”.
Y si quisiéramos ponernos a la altura del ínclito “artista”
que nos ocupa y mostrásemos fotos de su madre copulando con
un cerdo, fruto de lo cual seguramente habría nacido el
malparido que se ha permitido ofender a Dios y a los hombres
que siguen la religión cristiana, podría tachársenos de
injuriosos o perversos, pero no caeremos en esa bajeza
porque somos conscientes del respeto que, por el mero hecho
de ser madre, se merece una mujer y porque, de seguro, la
madre del malparido, no es acreedora a ese trato de quienes
ni siquiera la conocemos.
En otra ocasión, tratado el profeta musulmán con menosprecio
o caricaturizado, hicimos la misma consideración del debido
respeto con que deben tratarse los símbolos de la religión,
manifestando su protesta por ello el mismo Gobierno Español.
Ahora, cuando se trata de verdadera pornografía obscena y
delictiva, pues también provoca malestar en la ciudadanía,
creemos que es llegado el momento de sentar el precedente de
que tales acciones no son permisibles y de que no basta con
que el presidente de una comunidad autónoma exprese sus
excusas a la autoridad eclesiástica para borrar tal agravio,
sino que son necesarias medidas, si cabe, judiciales para
que no vuelvan a repetirse.
Que sepa, de todas formas, el “autor” del oprobioso agravio
que seguiremos, como desde la antigüedad se ha venido
haciendo por todos los pueblos del mundo, creyendo en el
Dios Hacedor del cielo y la tierra y, los cristianos, en
particular, en el depósito sagrado de la palabra que
Jesucristo trajo al mundo y que, con su pasión y muerte, ha
servido para arraigar las creencias cristianas de la mayoría
del pueblo español, sin que el indigno trato pornográfico
dado por su autor, con la publicación del volumen y las
fotografías obscenas que hemos citado, merezca más que el
general repudio al libelo llevado a cabo por el mismo.
|