Las organizaciones ecologistas y
de senderistas; incluso los aficionados a vivir el monte
como un lugar de ocio y disfrute de la naturaleza se quejan
de la proliferación de motoristas que, sin respetar los
senderos destinados a cortafuegos, se adentran por la
frondosidad de los parajes creando surcos constantes que
pueden derivar en corrimientos de zonas perfectamente
cuidadas.
La lucha constante por mantener nuestro medio ambiente choca
frontalmente con quienes utilizan las máquinas bi o
cuatriruedas para la realización de pinitos circenses a
costa del esplendor de nuestras zonas más naturales.
Si bien es cierto que los buenos motoristas, los deportistas
de verdad que también existen en Ceuta, son los primeros en
respetar el equilibrio natural, encontramos igualmente a
irresponsables incapaces de compartir y cuidar el entorno
aún a costa de poner en peligro, incluso, una plácida
jornada campestre de cualquiera de las numerosas familias
ceutíes que se afanan cada fin de semana en disfrutar de la
naturaleza.
No es muy lógico que campen a sus anchas estos elementos
subversivos contra el medio ambiente sin que la patrulla de
la Guardia Civil les eche mano requisándole los diabólicos
aparatos con los que destrozan literalmente los senderos
perjudicando por ende el entorno.
Regularización y mano dura. Con el monte y la naturaleza no
debe jugarse de ningún modo. Es el patrimonio común.
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