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OPINIÓN - SÁBADO, 17 DE MARZO DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

‘Al Yazzira’ en Ceuta
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Como se enfatiza hoy en el Editorial de este medio, ni a un lado ni al otro de El Tarajal podemos seguir por más tiempo como las avestruces, metiendo la cabeza bajo el ala. Porque en Ceuta, ciudad querida, también ha anidado el huevo de la serpiente, torpe e inconscientemente incubado a veces con prebendas y canonjías por parte de algunas desnortadas autoridades (¿es que nadie las informa?) tanto locales (de aquí) como de rango nacional (en Madrid, frente a la Ciudad Universitaria por más señas). La ecuación para mí es tan clara como el agua de las winas: la islamización no presupone terrorismo, pero el terrorismo de matriz salafista yihadista deriva de una labor previa de islamización.
¿Y dónde podemos, ideológicamente, anclar ésta?. Hay dos grandes árboles islamistas, de los que citaré tan solo dos ramas organizativas y sobre las que un día debería explayarme:
1. Los Hermanos Musulmanes, fundados en Egipto en 1928 por Hassán El Banna (uno de cuyos nietos es, precisamente, el cerebral, espeso y mediático Tarik Ramadán).
2. La Jamaat Tabligh, movimiento con particular celo misionero fundado a finales de los años veinte en la India.
Y matizo: sería un error (táctico e ideológico) confundir estos movimientos de renovación islamica con el terrorismo, si bien una gran parte de los terroristas han pasado, previamente, por sus filas. También -y dentro del sector mayoritario y ortodoxo del Islam, el Sunnismo- nos encontramos con dos corrientes que, interpretadas de forma reduccionista y sectaria, (lamentablemente a veces nada díficil) podrían abocar al terrorismo: el wahabismo (apoyado en la rigorista escuela jurídica hambalí) y la salafiya. Esto sin hablar del Shiísmo, que también tiene sus propias corrientes por no mentar la bicha del recurrente asunto de Al Andalus, en el que es preciso distinguir tres sectores: el reencuentro histórico con España al modo del sefardismo, la recuperación intelectual y religiosa (común en el mundo converso) y la reconquista armada inspirada en las proclamas de Al-Qaïda.
Otra cosa, naturalmente, es la marroquinización en ciernes de Ceuta, pero eso sí que es un problema de diferente rango con su propio valor añadido: el sector pro marroquí de la Ciudad es pro Majzén (sunní malikí), apoya a Mohamed VI y, por tanto, repudia y combate al terrorismo de matriz islamista. El razonamiento es elemental pero de peso. No confundamos churras con merinas, aunque ambas sean ovejas.
En este complicado contexto es en el que hay que enmarcar, la semana que viene, la prevista entrada en Ceuta de la cadena televisiva qatarí Al Yazzira (que, por cierto, ya anduvo de exploración grabando de incógnito hace unos días), para filmar largo y tendido. Me he llevado un buen susto con la lista de los entrevistados que ya habrían dado el visto bueno, pues está de lo más florido de la ciudad, primerísimas espadas del campo político... a excepción del Presidente Vivas, con el que la cadena no va escatimar esfuerzos para lograr sacar en las ondas y que, más que nunca, va a tener que andar muy vivo..... y bien aconsejado. Con cabeza y coraje.
Ya les iré contando pues para mí que la visita de Al Yazzira tiene, ésta vez, el visto bueno y con talante de la mismísima Moncloa.
 

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