Menudo “ruido” se ha armado con
los 200 kilos de explosivos localizados en el barrio de
“Mulay Rachid” de Casablanca. Y esto es solo el principio,
llevo meses diciéndolo. El otro día y en plena calle Sánchez
Prado, Musa el de IU me lo preguntaba: “¿La situación es tan
grave como escribes?”. A los hechos me remito. También me
gustaría saber que se encontraría si las fuerzas de
seguridad marroquíes “blindan” los exteriores de algunos
barrios y peinan (como en la orilla derecha de Río Martil o
encima del Dersa, donde todavía no han penetrado) calle por
calle, casa por casa en un operativo de varios días de
duración. Igual maniobra que, mejor más tarde que más
temprano, habría que hacer muy a fondo en algunos sitios,
por todos conocidos, de Ceuta ciudad querida.
En esta Ciudad que tanto presume de “Autónoma” (y un huevo
de pato), un primer paso sería poner a cada servicio en su
sitio: la Policía Nacional a sus funciones y la Policía
Local, los municipales de toda la vida, a lo que es lo suyo
y no a invadir competencias ajenas: vigilar el tráfico y
controlar el urbanismo tan “sui géneris” de Ceuta. Vamos,
cuestión de licencias, obras, adecuación de lo construido a
las funciones previamente solicitadas y, de paso, medición
del control de ruidos. Desde locales de ocio a servicios
religiosos y me explico, como siempre: el repique de las
campanas en cristianas iglesias o catedral, ¿qué nivel
sonoro tiene?. Y en cuanto a las mezquitas de los fieles
musulmanes, ¿qué hay de los altavoces llamando a la
oración?. ¿Pueden permitirse los actuales niveles de
decibelios, particularmente a ciertas horas de la
madrugada…? Alguien tendría que hacer algo. Y los
municipales, dejar de jugar a los “Hombres de Harrelson”
para, bloc en mano, levantar acta de las infracciones de
este tipo. Por ejemplo. Volviendo a los explosivos la cosa
en Marruecos está que arde aunque, ayer jueves, la edición
matinal radiada de “Midi1 International” rebajaba el “botín”
policial. El diario islamista “Attajdid” dedica su portada
al tema, así como “Aujourd´hui” que en su página 4 incide
sobre la “vasta campaña emprendida contra medios salafistas”
(y “yihadistas” matizo yo, porque la “Salafiya” no es
equivalente de terrorismo). Como señala el solvente “L´Economiste”,
el país no acaba de salir de su incredulidad: el marroquí
está “estupefacto”, “alucinado”. Yo siempre apunto al papel
de las escuelas y los libros de texto. Me temo que Marruecos
está pagando, muy alto, la ayuda “wahabí” de años ha.
|