Mientras España se vestía el domingo 11 otro año de luto, en
Marruecos el terrorismo de inspiración “yihadista salafista”
volvía a hacer acto de presencia en la populosa Casablanca
mediante una explosión en un “cibercafé” de la barriada de
Sidi Moumen, a las 22.00 de la noche.
Según informaba ayer el director de Asuntos Generales de la
“wilaya” de la Gran Casablanca, Mojtar Bekali Kasemi, a la
televisión marroquí (TVM, primera cadena), la explosión en
la cual habrá fallecido un presunto terrorista (Abdelfetah
Raydi, de 23 años) y tras la que su compañero -abandonando
explosivos- logró huir, se habría producido “de forma
accidental”, reconociendo oficialmente con ello que el
objetivo terrorista sería otro, dado que los dos sospechosos
“se preparaban con toda probabilidad a cometer un acto
criminal”.
El superviviente, con heridas leves y que pudo ser detenido,
fue identificado como Yusef Yudri, de 18 años. Las
autoridades sospechan que pudieran formar parte de un
entramado de células que podrían intentar “conmemorar” los
atentados que, el 16 de mayo de 2003, estremecieron el país.
Aunque los datos son todavía confusos, parece que pudieran
haber sido ya detenidos activistas de otras células casi
listos para actuar. Todos los indicios apuntarían al entorno
del GICM (Grupo Islámico Combatiente Marroquí) y el papel
que en esta nueva conspiración podría haber desempeñado Saad
Housaini, de 38 años (apodado “Mustafá” y “Nabil”),
considerado uno de los responsables del aparato “militar” de
la organización terrorista y que habría sido detenido a
primeros de marzo.
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