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OPINIÓN - MARTES, 13 DE MARZO DE 2007

 

OPINIÓN / AL SUR DEL SUR

Deporte y crispación
 


Juan Carlos Trujillo Muñoz
juancarlostrujillo@elpueblodeceuta.com

 

La pasada semana asistimos, una vez más, a un espectáculo bochornoso en un terreno de juego. Enfrentamiento crucial por el título entre el Hilal Deportivo y la A.D. Ceuta de Regional. Dos detenidos, diligencias abiertas contra varios espectadores y un policía herido.

El partido discurría con normalidad hasta que, llego el final del mismo, en ese mismo instante, se iniciaron una serie de incidentes protagonizados por algunos jugadores de ambos equipos y espectadores. Entre estos incidentes, destaca la agresión al cancerbero del equipo blanco, Javier Pérez.

Hechos lamentables, indignantes y denigrantes que ensucian, una vez más, el nombre de Ceuta. Noticias, sobre estos incidentes, en los principales medios de comunicación nacionales.

El trabajo y el esfuerzo de difusión de la imagen de una ciudad moderna, cosmopolita y acogedora vertido por los suelos.

Situación que, en principio, podría equipararse a lo sucedido en el último enfrentamiento de Copa entre el Betis y el Sevilla, en el Estadio Ruiz de Lopera aunque, una vez analizados los precedentes, varios jugadores de la A.D. Ceuta pertenecen a la chirigota “los poyuelos..”, nos encontramos ante la respuesta violenta, de una parte de la sociedad ceutí, a la crispación auspiciada desde algunas formaciones políticas tras los Carnavales 2006.

Declaraciones y posterior organización de una manifestación, presuntamente sectaria, organizada por algunas formaciones políticas que, en aquella ocasión, finalizó con incidentes violentos protagonizados por algunos salvajes y que, un año después, tiene su continuación con los hechos que denunciamos.

Ceuta no puede permitir la repetición de este tipo de actuaciones. Todas las formaciones y organizaciones políticas deben luchar por la convivencia entre las diferentes culturas. Todos debemos respetar las tradiciones correspondientes a cada una de ellas en previsión de futuros hechos violentos.

Los ceutíes de corazón, debemos reflexionar serenamente y decidir, razonadamente, el sentido de nuestro voto. Estamos obligados, todos los ceutíes sin excepciones, a trabajar con ahínco por el futuro de nuestros hijos obviando matices electoralistas.

Debemos rechazar la crispación social existente y recuperar la paz anterior a la aparición de la UDCE.
 

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