Gobernaba Paco Fráiz junto a su entonces fiel escudero
político, Rafa Montero, la Ceuta de mediados de los 90. Esa
Ceuta de las sospechosas actuaciones con el barco que traía
agua, el famoso ‘Cristina C’; las no menos opacas
actuaciones en la venta de la chatarra de la antigua
Potabiliazadora (el Ayuntamiento no guarda ni un sólo
asentamiento económico de la venta al peso de aquellas
toneladas de herrumbre); era la Ceuta de las palmeras y de
las macro solerías para las nuevas zonas peatonales con
losas no precisamente a precio de saldo.
Entre ellas, mal aguero traía el proyecto y la fase de
adjudicación de la prevista -entonces- Planta Incineradora.
El tiempo da la razón a los que se oponían a esos tiempos
políticos en los que planeaba insistentemente la sombra de
los ‘pelotazos’. Catorce años después, la ahora Ciudad
Autónoma puede verse abocada al pago de una más que
millonaria indemnización por el incumplimiento de un acuerdo
plenario que no olía precisamente a flores en su momento.
Abengoa puede solicitar unos 20 millones de euros por no
haberse cumplido el acuerdo plenario de noviembre de 1993.
En el mes de noviembre de 1994 el PSOE, todo hay que
decirlo, abandonó el equipo de gobierno y sus tres
concejales pasaron a engrosar la oposición unos seis meses
antes de la cita electoral por las municipales del 95. Los
socialistas habían entrado en marzo del 93 en el pacto de
gobierno municipal con áreas de responsabilidad de segundo
nivel y acabada la ‘legislatura’ la incineradora iniciaba su
retraso.
Con Fráiz inhabilitado y Basilio Fernández erigido en
alcalde, Rafa manejaba bien el ‘coto’ hasta que el hoy
presidente del CES presentó su dimisión como alcalde y en
ese tiempo ya como presidente autonómico. El Pleno de la
Asamblea asumió una nueva votación para elegir al nuevo
presidente. Jesús Fortes llevó al PP al gobierno de la
Ciudad Autónoma. Los persistentes trabajos por reconducir
aquella adjudicación plenaria fueron árduos, sobre todo por
la increible pérdida de numerosos documentos vinculados al
expediente.
La insistencia pública en contra; los intentos ministeriales
en vano, llevaron a la ciudad a las elecciones del 99 con
victoria final -tras moción de censura un trimestre después-
del GIL. Sin capacidad de movimientos ante un acuerdo
adoptado seis años antes, los gilistas lograron una salida,
también cara, al problema de la basura -el vertedero de
Santa Catalina no admitía más deshechos-. La Planta de
Transferencia se lleva a cabo y, una vez más, se buscan
salidas sin contar con la empresa que resultó adjudicataria
de una Planta de Tratamiento de los Residuos Sólidos Urbanos
de Ceuta.
Los vaivenes políticos y la notable tensión de la época no
ofrecía un buen escenario para enfocar con buen prisma el
asunto. La llegada de Vivas que basó sus primeros años en el
asentamiento de la institución, muy ‘tocada’ tras los
excesos de la década de los 90 con el agravante del GIL, ha
servido para retomar el caso ‘Abengoa’, muy de la mano con
el Gobierno de la Nación.
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Narbona apuesta por la solución final de la basura en Ceuta
No lo verá desde la Consejería de
Medio Ambiente Carolina Pérez. A tres meses vista de la cita
electoral no parece que la hasta ahora consejera de este
concreto área repita responsabilidad. Sí, sin embargo,
Cristina Narbona como ministra de Medio Ambiente cuyo
gobierno apuesta decicidamente por una solución definitiva a
la basura de Ceuta y, según fuentes ministeriales, con un
proyecto adaptado escrupulosamente a los obligatorios
cumplimientos medioambientales exigidos por la Unión
Europea.
De hecho, en la definitiva solución del conflicto, Abengoa
ahora Befesa, a través de Resurce SL estaría en disposición
de actualizar el proyecto a las necesidades medioambientales
del siglo XXI y la Ciudad estaría deacuerdo.
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