De penalti. Esa fue la única forma que tuvo el Gimnasio Goyu
Ryu de marcar ante el Sevilla Este en un encuentro donde
tuvieron infinidad de ocasiones a lo largo de los noventa
minutos y que fueron incapaces de materializar. Tantas que
incluso fallaron una pena máxima en el primer periodo cuando
todavía campeaban las tablas en el marcador.
Pronto se hizo el equipo amarillo con el control de la
situación, para empezar a aproximarse tímidamente a la
portería hispalense. Con tímidas incursiones, los ceutíes
cada vez ganaban más terreno, obligando a los visitantes a
echarse atrás para defender la igualada.
Los primeros veinte minutos los andaluces aguantaron el
tipo, pero a partir de entonces, su portería sufrió un acoso
que no se traduciría en goles hasta el final del primer
periodo.
Desde entonces el goteo fue incesante, hasta que el
colegiado señaló un penalti en el minuto 28, que Jorge
lanzaría fuera. Tras el error, en vez de venirse abajo, los
amarillos siguieron a lo suyo y las acciones siguieron
siendo claras. La más plausible, un remate de Reda buscando
la escuadra que golpeó en el palo.
Cuando todo parecía indicar que los primeros cuarentaicinco
minutos iban a terminar con reparto de puntos, un fallo
defensivo fue aprovechado por Maqui para provocar un segundo
penalti, que esta vez el propio Maqui aprovecharía para
adelantar a los suyos. Las desgracias nunca llegan solas y
tras el gol, el colegiado expulsó a Iván por roja directa
dejando a los sevillanos con uno menos para encarar la
segunda parte.
En el segundo periodo los amarillos continuaron por los
mismos derroteros que acabó el primero. Con los de Damián
Torres merodeando el área rival y el Sevilla Este sin
opciones en ataque.
Ya a los cinco minutos los ceutíes retomaron las
hostilidades con un disparo desde la frontal, que se fue
desviado. Dos minutos después un remate de cabeza demasiado
cruzado saldría fuera. Y cuatro más tarde, Jorge intentaría
sorprender al portero rival desde la frontal. Pero el
segundo tanto no llegaba. Hasta enconces el conjunto
blanquiazul solo lo intentaba con acciones a balón parado
que apenas desentrañaban peligro.
En esas el Goyu seguía a lo suyo pero sin poner tierra de
por medio, momento en que llegó la ocasión más clara de todo
el partido cuando Reda mandó al larguero un pase de la
muerte de Alfredo que era medio gol.
Jugando contra uno menos, y completamente a placer, los
norteafricanos seguían perdonando y los sevillanos sin
argumentos.
A pesar de la superioridad, los amarillos no terminaban de
poner la puntilla y los hispalenses no renunciaban a nada.
Pero no quedaba tiempo para más.
Una victoria para los ceutíes que sirve para cimentar la
permanencia y olvidar las últimas derrotas.
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