¿Qué si voy a opinar sobre la
masacre terrorista? No. Por ahora, no. Tal vez si algún día
se sabe la verdad y alguien es capaz de contarla, opinaré,
opinaremos todos y con gran dureza. Por ahora tengo que
masticar, deglutir y asimilar mis sospechas, que no es plato
de buen gusto y que me sabe a hiel y acíbar, pero no es el
momento de regurgitar. Regurgitará la Historia y todos nos
impregnaremos con la vomitera. Rebajo el tono, retomo la
algarada patriótica de la manifestación de ayer , dos
millones de personas según el PP, cuatro gatos y el caniche
pulgoso de una jubilada según la Delegación del Gobierno.
Natural la guerra de cifras, aunque salió un menda de los
sociatas diciendo que, los pocos que habían tenido la suerte
de estar ayer en Madrid eran personas “honradas”. (Gracias
majete, por la parte que me toca, porque espiritualmente yo
estuve allí, “todos” estuvimos, pero a muchos no nos veía
bien el desplazamiento, por el palizón de kilómetros, pese a
los módicos precios, diez euros más catering y la felicidad
del reencuentro con los nuestros) Eso sí, el sociata alegó
en su descargo y para demostrar que, la convocatoria fue un
fracaso, que somos cuarenta millones de españoles y como no
nos movilizamos todos, los que no pudimos llegar, también
somos “honrados”. O.K Mc Key Aunque el zapaterista presume
que si no acudió “toda” España es porque, los millones de
ciudadanos no estaban de acuerdo con la llamada de los
peperos. Una explicación un tanto forzada, aunque recogemos
el guante y nos veremos en las urnas, monín.
¿Qué si me ha ofuscado no ir a Madrid? Si fuera conformista
diría “Nasti de plasti”. Emulando el madrileño castizo de mi
colega epistolar Miguel Ortega, a quien le pido que me pasee
los madriles, porque nadie como un “gato” (nieto de cordobés
y napolitano aunque se ponga moños y madroños y trate de
darme envidia) para conocer la esencia de esa capital que
tiene un lado mágico, una vertiente mística y una plaza de
la República Argentina, escenario de asesinatos del puerco
de Juana Chaos, hoy convertida en inmenso mausoleo de flores
y recuerdos. Le pediré a Miguel Ortega que tiene un novio
estudiante extranjero con el que pasea por las fuentes de
Aranjuez, que busque un par de brotes de azahares y los
lleve de mi parte y se deje de jardines de Aranjuez y de
darle al guiri paletadas de belleza idílica para
obnubilarle. Esas son malas artes. Pero lo cierto es que,
esta jodida salud, no me deja funcionar a tope y ya me
emocioné demasiado en la manifestación del viernes en
Málaga, entre la marea humana que abarrotaba la calle
Larios, yo con mi roja y gualda jalonada por el toro de
Osborne que es como más me gusta, por el tema de los
ancestros y de los arquetipos y porque, desde el neolítico,
iberos y toros hemos ido a la par y eso me pesa en el ADN.
Además el escudo constitucional me parece un poco frío, me
motivan más mis colores y mi toro, porque esos no cambiarán
jamás y ni el porculero Miguel Ortega sería capaz, pese a su
talante cáustico y crítico de poner ningún “pero”. Lo que
allí se oyó era, políticamente, de tres rombos y a nadie que
no sea un disminuido psíquico puede ocurrírsele que, este
movidón, hará de la mierda de Juana nada más y nada menos
que un “mártir” ¿Mártir de qué? ¿De iniciar huelguitas
porque no tiene los cojones de aguantar talego y chupar reja
como hacen el resto de los presos de España? Mártir no.
Nenaza, quejica, plañidero y blandujo, como son todos ellos
cuando están comiendo rancho en bandeja. ¿Qué que hubiera
pasado si se hubiera muerto la Boñiga mayor de ETA? Pues lo
mismo que pasó cuando se le murieron los grapos a Felipe
González, que los españoles comentaron con tono neutro “que
se jodan”. Pero la mayor canallada, infamia y
sinvergonzonería no es tanto darle puerta a un asesino
múltiple, como privar de ese legítimo derecho al resto de
los presos españoles. Y gritamos este 11-M ¡Zetapé, o
indultas a los comunes o el canguele se te vé!.
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