El trabajo de los médicos no tiene parangón ya que de las
cualidades de estos depende la vida de sus pacientes.
¿Presión, qué presión? Con las pulsaciones a cien después de
una intervención a vida o muerte, nada más salir del
quirófano esperan ávidos de noticias los familiares. La
balanza puede caer hacia uno u otro lado, parece que las
respuestas son sencillas pero las explicaciones no lo son.
Un fallecido puede salvar una vida. Ese es el pensamiento de
muchos médicos que tras comunicar el fallecimiento piden a
las familias autorización para el trasplante.
¿Por qué es necesario enseñar a los médicos a comunicar el
estado del paciente a sus familiares?
Creo que en los tiempos que corren prevenir es lo mejor y si
se pueden tratar de evitar situaciones más desesperadas pues
mejor. Además el comunicar mejor de alguna forma descarga a
los profesionales de la tensión y el estrés. Por otro lado
creo que es necesario que se aprendan una serie de técnicas
porque este tipo de noticias bloquea mucho a los médicos.
Una vez fallecido existe la posibilidad de la donación...
Claro, esa es una cuestión fundamental y los familiares
serenos toman mejores decisiones que los que pierden la
calma. Cuando una persona fallece en determinadas
condiciones, si este puede ser donante de órganos acudimos a
las familias para cuestionarles sobre el pensamiento del
fallecido en vida sobre el tema. Si este no se ha definido
la decisión es de los familiares y por ello la serenidad es
la mejor acompañante.
¿Cuánta esperanza más de vida puede tener el paciente
transplantado?
Con los que mayor esperanza de vida estamos logrando son con
los de de riñón e hígado donde la supervivencia oscila entre
10 y 15 años. En el caso de las donaciones familiares, la
posibilidad de que funcione ese órgano es de más de 20 años
de vida. Por tanto la donación es una solución que se ha de
tener muy en cuenta y para ello es esencial la
concienciación.
¿Quiénes son los encargados de realizar estas comunicaciones
tan delicadas?
En primer lugar para los diagnósticos del estado del
paciente los dan los profesionales que lo traten,
normalmente de la Unidad de Cuidados Intensivos. Por otro
lado si el fallecido o fallecida es un posible donante de
órganos los coordinadores de trasplantes se entrevistan con
los familiares.
¿Cuál es la estrategia más adecuada a la hora de comunicar
la noticia?
Es primordial para el médico saber qué saben los familiares,
qué intuyen, qué esperan del pronóstico o cuáles son las
expectativas de recuperación del paciente. Así, el siguiente
paso es el de la comunicación. En esos casos juega todo: la
comunicación verbal como la no verbal, es casi como el póker.
A partir de ahí, una vez iniciado el discurso se ha de ir
progresivamente dando la información y tratar de no dar
conclusiones hasta la última palabra.
“No somos inmunes al dolor”
¿Es el colectivo de los médicos uno especialmente afectado
por depresiones y estrés?
No hay constancia de que los profesionales sanitarios tengan
un riesgo especial de tener estrés o depresiones. Tienen las
mismas posibilidades que algunas muchas otras profesiones.
No somos inmunes al dolor y al sufrimiento pero la profesión
ha de ir por dentro. No obstante este tipo de técnicas
ayudan también a descargar tensión y afrontar situaciones
tan complicadas.
¿Quiénes imparten estos seminarios?
Los que imparten estos cursos son enfermeros profesionales
de la Organización Nacional de Transplantes que trabajan en
Madrid. No obstante hay algunos módulos que tienen una
fuerte carga psicológica y también hay profesionales de este
ámbito.
¿Desde cuando se llevan a cabo seminarios como el impartido
en Ceuta?
Aunque pueda parecer que es una cuestión reciente el
seminario se lleva 15 años impartiendo en España con más de
300 sesiones de un día de duración y en el que han
participado más de 5.000 profesionales.
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