La Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta
juzgó ayer a R.M y L.K por un delito calificado como
tentativa de homicidio. La jornada comenzó con más de una
hora de retraso debido a la falta de intérprete para poder
llevar a cabo las declaraciones de los dos imputados, ambos
de nacionalidad argelina. Una vez resuelta dicha carencia
comenzó a testificar L.K.
Los hechos ocurrieron el 19 de febrero de 2006, sobre las
15:00 horas. Presuntamente, los dos acusados acompañados por
un menor, interceptaron a su víctima, un ayudante de Cruz
Blanca, M.A.M, en la calle Romero de Córdoba. Aprovechando
la falta de tráfico de la zona, dos de los detenidos,
concretamente, R.M y un menor, introdujeron a la víctima en
una furgoneta, le rociaron la cara con un spray y tras darle
numerosos golpes que lo dejaron sin fuerzas, le arrojaron
líquido inflamable y le prendieron fuego, mientras tanto, el
tercer detenido, L.K esperaba fuera del vehículo. Así
quedaron explicados los hechos según el testimonio de la
propia víctima.
Fue gracias a un conductor que pasaba por allí en ese
momento, que M.A.M pudo salvar su vida, ya que al parecer, y
tal y como lo expresara la propia víctima ante el Tribunal,
“el vehículo había sido manipulado en el interior para que
no se pudiera abrir ninguna puerta o ventana desde dentro”.
“Las llamas me alertaron y llamé inmediatamente a la
policía, pero yo no pude ver si había alguien en el interior
del vehículo”, aseguró el testigo.
Dos agentes de la Policía Local se personaron inmediatamente
en el lugar denunciado y comprobaron que varios viandantes
habían sacado del interior del vehículo en llamas a un
hombre. Éste presentaba quemaduras y gritaba entre lamentos
“han sido dos hombres de Cruz Blanca los que me han metido
en la furgoneta y han intentado quemarme”, expuso uno de los
agentes.
Los dos acusados
L.K fue tajante en su declaración. Reiteró durante las
numerosas preguntas formuladas por la Fiscalía que “no
conozco de nada a la víctima, porque yo nunca he ido a Cruz
Blanca a comer, además, vivo en el Centro de Estancia
Temporal de Inmigrantes (CETI) y los horarios son
distintos”. El acusado añadió, “No conozco tampoco al otro
detenido, no entiendo por qué he estado todo este tiempo en
la cárcel y no sé de qué se me acusan”.
Por su parte, R.M apoyó la tesis del primer acusado,
insistiendo en que ambos no se conocían, aunque él si aceptó
el hecho de que acudía con asiduidad al centro de Cruz
Blanca para conseguir comida y ropa, y que de ahí conocía a
la supuesta víctima. “M.A.M nos daba la comida todos los
días, pero nos la daba con odio porque él odia a los
argelinos”, indició.
Los agentes de policía llamados a testificar aseguraron por
el contrario, que los dos detenidos siempre iban juntos y
comían normalmente en el centro de Cruz Blanca y que además,
días antes de los hechos, habían protagonizado un altercado
en el centro.
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El intento de crear lagunas sobre el caso
Los letrados insistieron sobre
todo a la hora de defender a sus representados, en las
labores de investigación realizadas por la Policía Nacional
y la posterior detención de los dos acusados.
El letrado de R.M intentó exponer ante el Tribunal la falta
de pruebas y descripciones claras por parte de la víctima
para condenar a los dos imputados. Insistió en que “cómo de
los 120 argelinos que existen en el fichero de la Policía y
con los datos ofrecidos por M.A.M: hombre rubio, con pelo
rizado, chandal y gorra, pudo practicarse una detención tan
clara y sin ningún género de dudas”. A lo que el agente
aclaró que “sólo existe en el fichero un argelino con esa
descripción. Además en aquella época era conocido por su
mala educación y su carácter violento”
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