Canta el juglar acompañado por su
mandolina, que no es el trovador señorito, acostumbrado a
entretener a los nobles en los castillos con sus floridas y
poéticas composiciones, canta el juglar en la plaza del
pueblo, transmitiendo por tradición oral el sentimiento,
canta… ¿Qué están murmurando? ¿Qué diga de una vez que coño
canta el tío? Vale, ahí va la romanza que pertenece a
nuestro imaginario colectivo y a nuestros arquetipos
herculianos “Rajoy, Rajoy, enséñame tus cojones y yo el
corazón te doy”.
Y como el protagonista de la letra nos ha mostrado sus
cataplines convocándonos a una manifestación el sábado en
Madrid a las cinco de la tarde, nosotros le damos todas
nuestras válvulas cardíacas y el que tenga by pass o
marcapasos que lo ofrezca también y no remiende de viejo
pero ,me informen, ¿Cómo vamos?. Porque cuando la
multitudinaria concentración de las familias, ya saben, lo
del millón y medio de firmas contra los matrimonios entre
personas del mismo sexo, se fletaron autobuses y allí fueron
los padres y las madres con su chiquillería y sus pancartas
y encima no les metieron en la cárcel por discriminadores ni
nada, la verdad es que, tanta gente no cabían en los
presidios y los profesionales de la buena conciencia y los
de las listas de agravios se tuvieron que chingar. Lo que es
insano y cruel es convocar a la gente y no fletar medios de
transporte y modestos caterings de bocadillo de choped,
manzana y botellín de agua, con parada en Loja para comprar
roscos y de vuelta en la Mancha para hacer pís y tomar café.
Es decir, nos ponen el caramelo en la boca, nos hacen babear
con el espectáculo imaginado e imaginable de una marea
humana de españoles, con nuestras rojas y gualdas ondeando
al aire de la primavera temprana. La marcha presidida por
una pancarta de las de lema políticamente correcto y seguida
por una marabunta más incorrecta aullando eslóganes
imaginativos contra el Gobierno, en plan espíritu Mayo del
68 y Numancia-no-se-rinde de toda la vida. Lo de mayo lo
digo por hacerme la cosmopolita y lo numantino porque me
sale de las entretelas ibéricas de ancestros curetes
buscadores de estaño y seguidores del culto solar. ¿Quién
costea el desplazamiento? Y no me digan que no está previsto
organizar autobusadas, banderas al viento y que tendremos
que racanear y, aquí y allí, en provincias, conformarnos con
acudir el viernes a concentrarnos, con los instintos de un
mihura revenío, pero sin que, el PP se gaste un céntimo en
mover al pueblo hacia el centro. ¡Hasta los míseros
comunistas de las primeras manifestaciones del 1 de mayo
llenaban los autobuses de jornaleros y les desplazaban a las
capitales! Si. Lo recuerdo, mucha bandera roja, tanta que
acojonaba, porque parecía cosa de bolcheviques, mucha hoz y
mucho martillo y a la postre las hoces quedaron para los
museos de artes populares y los martillos para forrarse en
la construcción y ya nadie se siente “paria de la tierra” en
España y la única famélica legión es la de las afortunadas
que pueden meterse en una 36-38 ¡Ay, tanto rojerío pa ná!
Porque ahora llega Rajoy y nos subleva y nos ilusiona y
todos queremos acudir a los madriles a españolear y a
despotricar. Pero “de” gratis, sin apoquinar, porque el
viaje es muy caro y lo que ilusiona es ir todos juntos,
cantando y disfrutando, lo que vale es que nos regalen esas
horas de felicidad compartida y si no quieren darnos
bocadillo, nos llevamos la merienda de la casa envuelta en
papel albal. A Rajoy le damos el corazón porque, su
llamamiento es milagroso en esta época de cobardones, aunque
ya se sabe que “el que no cree en los milagros, es que no es
realista” Pero las cosas se organizan en condiciones para no
defraudar a los miles de españoles que anhelamos estar el
sábado allí. Canta el juglar “Estar en Madrid para insultar
al de Juana y joderle al Gobierno la marrana” ¡Lo que es el
romancero! Bueno, el sábado ¿Cómo vamos? Señor Vivas y
peperos ¿Van ustedes a declinar la primera persona del
indicativo del verbo “endiñar”?
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