PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - DOMINGO, 4 DE MARZO DE 2007

 
OPINIÓN / EL MAESTRO

Muros de separación

Por Andrés Gómez Fernández


Con la Ley de Instrucción Pública de 1945, no estaba permitido que los alumnos se “mezclaran” con las alumnas. Aulas para maestros y niños y aulas para maestras y niñas. Sólo en el Parvulario, existía la educación mixta, pero con maestras. Y, por supuesto, separación en los recreos. En los Colegios de muchas unidades -Grupos Escolares- lo de la separación para las entradas, salidas, y recreos se radicalizaba hasta el extremo de colocar en los patios, sólidos muros que impedían que los chicos se unieran con las chicas. En algunos casos, los centros disponían de dos direcciones distintas, una para las chicas, directora y otra para los chicos, director. En otros, se unifican las direcciones, recayendo indistintamente en un director o directora.

Con la Ley del 70, Educación General Básica, las cosas cambiaron al establecerse la enseñanza mixta, también llamada coeducación, eliminándose en la 2ª Etapa las clases de maestros únicos, impartiéndose la docencia por especialidades, sin tener en cuenta lo de ser hombre o mujer.

En la preparación de mi tercer libro, con respecto al tema de los muros de separación en los colegios, me he encontrado con estas manifestaciones: “Mi añorado Colegio, inmenso, con el muro enorme en el centro, que dividía a los chicos de las chicas, nada comparable con el pequeño colegio que acababa de dejar…”. “El patio del recreo con el muro de separación y el suelo de cemento convertido en pista polifuncional…”. “Cuando salíamos al recreo, todo nuestro afán era mirar por una especie de abertura que tenía el muro que separaba a los dos recreos, para ver a las niñas…”. “En mi nuevo Colegio me llamó la atención un muro que dividía el patio de recreo, impidiendo que los niños y las niñas se “mezclaran”. En los otros Colegios no existía, y quiero recordar que el horario de recreo era distinto para niños y niñas, con lo cual el efecto era el mismo: separación de ellas de nosotros…”. “Recuerdo aquel gran patio dividido en dos, hasta los años 70, cuando aún estaba implantado la educación por sexos. Vivimos un gran espectáculo cuando ¡Por fin!, lo derribaron. Un espectáculo similar a la desaparición del Muro de Berlín. Ocurrió durante la hora del recreo y, dejando nuestras actividades, a una prudencial distancia, nos dedicamos a aplaudir…”. “Al llegar al colegio me sorprendió el muro de separación, que al instante comprendí las razones de su existencia. En mi anterior Colegio, de pocas unidades, no existía, pero los maestros y maestras -vigilantes en recreo- procuraban que no estuviésemos juntos…” Existía la separación de los niños de las niñas por medio de un muro. A mi me fastidiaba mucho, porque yo tenía una “novieta” y no podía aprovechar el rato del recreo para verme con ella. Me conformaba con enviarle <<tarjetitas>> con mensajes de amor”.

Y así se escribió la historia. Todo aquello que significaba coartar la libertad de la educación tenía que desaparecer. Ya la citada Ley del 70 se había convertido en obsoleta. Desde esta fecha se habían producido en nuestro país acontecimientos tan importantes como la transición a un régimen democrático, con la aprobación de la actual Constitución y el ingreso en la Comunidad Europea. La sociedad española cambia: desarrollo industrial y social, en nivel de vida… Se supone que también cambia la escuela, y que por consiguiente se requiere un cambio cualitativo y estructural en los contenidos de enseñanza y aprendizaje, en la forma de enseñar y aprender, en la relación de las escuelas con el entorno social y, en particular, con el mundo productivo.

¿Ha sido la LOGSE/ LOE, la solución? Particularmente yo lo cuestiono. No fue suficiente derribar los muros de separación.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto