Con la Ley de Instrucción Pública de 1945, no estaba
permitido que los alumnos se “mezclaran” con las alumnas.
Aulas para maestros y niños y aulas para maestras y niñas.
Sólo en el Parvulario, existía la educación mixta, pero con
maestras. Y, por supuesto, separación en los recreos. En los
Colegios de muchas unidades -Grupos Escolares- lo de la
separación para las entradas, salidas, y recreos se
radicalizaba hasta el extremo de colocar en los patios,
sólidos muros que impedían que los chicos se unieran con las
chicas. En algunos casos, los centros disponían de dos
direcciones distintas, una para las chicas, directora y otra
para los chicos, director. En otros, se unifican las
direcciones, recayendo indistintamente en un director o
directora.
Con la Ley del 70, Educación General Básica, las cosas
cambiaron al establecerse la enseñanza mixta, también
llamada coeducación, eliminándose en la 2ª Etapa las clases
de maestros únicos, impartiéndose la docencia por
especialidades, sin tener en cuenta lo de ser hombre o
mujer.
En la preparación de mi tercer libro, con respecto al tema
de los muros de separación en los colegios, me he encontrado
con estas manifestaciones: “Mi añorado Colegio, inmenso, con
el muro enorme en el centro, que dividía a los chicos de las
chicas, nada comparable con el pequeño colegio que acababa
de dejar…”. “El patio del recreo con el muro de separación y
el suelo de cemento convertido en pista polifuncional…”.
“Cuando salíamos al recreo, todo nuestro afán era mirar por
una especie de abertura que tenía el muro que separaba a los
dos recreos, para ver a las niñas…”. “En mi nuevo Colegio me
llamó la atención un muro que dividía el patio de recreo,
impidiendo que los niños y las niñas se “mezclaran”. En los
otros Colegios no existía, y quiero recordar que el horario
de recreo era distinto para niños y niñas, con lo cual el
efecto era el mismo: separación de ellas de nosotros…”.
“Recuerdo aquel gran patio dividido en dos, hasta los años
70, cuando aún estaba implantado la educación por sexos.
Vivimos un gran espectáculo cuando ¡Por fin!, lo derribaron.
Un espectáculo similar a la desaparición del Muro de Berlín.
Ocurrió durante la hora del recreo y, dejando nuestras
actividades, a una prudencial distancia, nos dedicamos a
aplaudir…”. “Al llegar al colegio me sorprendió el muro de
separación, que al instante comprendí las razones de su
existencia. En mi anterior Colegio, de pocas unidades, no
existía, pero los maestros y maestras -vigilantes en recreo-
procuraban que no estuviésemos juntos…” Existía la
separación de los niños de las niñas por medio de un muro. A
mi me fastidiaba mucho, porque yo tenía una “novieta” y no
podía aprovechar el rato del recreo para verme con ella. Me
conformaba con enviarle <<tarjetitas>> con mensajes de
amor”.
Y así se escribió la historia. Todo aquello que significaba
coartar la libertad de la educación tenía que desaparecer.
Ya la citada Ley del 70 se había convertido en obsoleta.
Desde esta fecha se habían producido en nuestro país
acontecimientos tan importantes como la transición a un
régimen democrático, con la aprobación de la actual
Constitución y el ingreso en la Comunidad Europea. La
sociedad española cambia: desarrollo industrial y social, en
nivel de vida… Se supone que también cambia la escuela, y
que por consiguiente se requiere un cambio cualitativo y
estructural en los contenidos de enseñanza y aprendizaje, en
la forma de enseñar y aprender, en la relación de las
escuelas con el entorno social y, en particular, con el
mundo productivo.
¿Ha sido la LOGSE/ LOE, la solución? Particularmente yo lo
cuestiono. No fue suficiente derribar los muros de
separación.
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