Esta escribidora no tiene la leche
de escribir sobre grandes epopeyas, pero sí de enrollarme
con el género épico, que es una delicia porque, aunque nos
parezca increíble siguen existiendo miles de héroes, puede
que en pequeñito, pero capaces de realizar inmensas gestas.
No, no voy a hablar de “El cantar de mío Cid” ni de “La
chançon de Roland” ni tan siquiera de mis amados Nibelungos
y el oro del Rhin, sino de la gente corriente que vi ayer,
rondando las ocho de la tarde, en una especie de procesión
silenciosa, bajo la luna llena de marzo, en marcha hacia el
ayuntamiento de Málaga. ¿Dónde va Vicente? Donde va la
gente. Paré a una señora y le pregunté “Hay una
manifestación a las ocho, por lo de la libertad del
asesino”. Una riada humana latiendo con un mismo latir,
pensando con un mismo pensamiento que, al llegar al corazón,
se transforma en sentimiento de ira y desolación.
Rojas y gualdas salpicando las calles malagueñas, jaramagos
y amapolas en la primavera que se presiente en los azahares
tempranos y los niños de Acción Nacional animando el cotarro
con sus insignias negras con las letras blancas, como es la
juventud, como son esos chicos y chicas españolas que se
aglutinan bajo siglas como España 2000, Acción Nacional y
los nombres que les salen a ellos de los cojones, porque son
muy jóvenes y a esas edades, lo importante es tener el
corazón muy a la derecha o muy a la izquierda, pero siempre
con y por nuestra España, luego, esa enfermedad que se cura
con el tiempo y que se llama “juventud” va pasando y limando
aristas y moderando extremos a fuerza de vida, de
experiencia y de madurez. ¿Qué esos chavales son ultras?
Bueno, son “apretaíllos” pero cada vez que me he topado con
ellos el diálogo ha sido idéntico “¿Me dais pegatinas? ¿Me
podéis regalar un pins? ¿Tenéis algo de regalo? ¡Sed
buenos!” Y a los chicos y a las chicas les entra la risilla
y hacen promesas de bondad “Somos buenos , señora, tome un
pins”.
Luna llena de marzo y servidora mezclándose con los
manifestantes ¿Quién convoca? No lo sabemos exactamente, ha
sido por SMS, han avisado los taxistas, ha corrido la voz y
nosotros, que estamos revueltos y doloridos, que nos
sentimos perros perdidos sin collar y sin cartilla
veterinaria que nos identifique, no tenemos más referente
que ser españoles y agarrarnos a esos curetes, a esos
tartessos, a esos tubalitas que, cuando llegaron los romanos
a joder y a invadir teníamos, según sus cronistas, leyes,
ritos, leyendas y canciones con más de seis mil años de
antigüedad. Nos agarramos a nuestros arquetipos, al ADN de
los atlantes prediluviales que nos imprime un carácter y una
raza que son milenarios. Y si los españoles, los celtíberos,
hemos sido capaces de sacar la cresta tras cataclismos,
hambrunas, epidemias, invasiones y guerras de todo tipo no
nos va a arredrar la moralina pringosa de quienes cumplen la
Profecía : …y llegará al poder sobre la sangre de los
inocentes”. Al pueblo español los palos le ponen bandido
como ese perro del refrán beduino del que dicen “Si tienes a
tu perro hambriento, llega el vecino, le da pan y se lo
lleva” Que nos den valores bajo esta luna de hiel, que nos
den honor, dignidad, lealtad, valor,abnegación, orgullo,
patriotismo… y nos llevarán.
Luna de hiel en la noche ventosa, han ofendido la memoria de
nuestros muertos, les han matado dos veces y han olvidado
como somos los españoles y cual es nuestra leche que, pese a
la moral de las dejaciones,de la cobardía, de la indignidad,
del seguidismo, del bajunerío y de los estómagos
agradecidos, venimos de un pueblo de santos, guerreros y
poetas y tenemos un héroe épico grabado en nuestros
arquetipos. Pueden borrarnos la sonrisa y nos pondrán
numantinos porque nosotros, los descendientes de curetes,
tartessos, atlantes y tubalitas, somos levantiscos y
porculeros, es la raza, sí señor.
|