La publicidad gratuita con la que
se ha encontrado, José María García, para su vuelta a la
actividad, es de la de hacen épocas. Enorme y grandioso el
favor que le han hecho, la primera de TVE y Jesús Quintero,
con la entrevista de marras que le ha válido a García para
recorrer todas las cadenas de radios y televisiones,
hablando sin parar de la censura que le había impuesto la
tele al no dar la entrevista completa. Jamás se podía
imaginar, García, el grandísimo favor que le estaban
haciendo, con ese enorme despliegue publicitario.
Qué García hable de censura, es para mearse y no echar un
gota porque los que escuchamos a García, cuando hacía su
programa, rara era la noche que no cerraba el micrófono a
quien no estaba dispuesto a decir lo que él quería que se
dijese. Que, en estos momentos, nos venga a contar milongas
o historias para no dormir es carecer de memoria. A cierta
edad, ya se sabe, las neuronas van perdiendo fuerzas y se
olvida uno de la mitad de las cosas que dijo o que hizo
Qué, García, ha sido un gran trabajador, un trabajador
infatigable, nadie lo pone en duda pero que, al mismo
tiempo, siempre ha impuesto su criterio sobre los demás y al
que no estaba de acuerdo, puerta. Tampoco cabe duda alguna.
O sea que a, García, le han hecho la mejor publicidad
conocida desde hace años.
El hombre como siempre, para que nada cambie, arremete
contra todo y contra todos incluso contra aquellos a los que
les debe un gran favor. Eso, al parecer, le importa tres
pepinos. Lo importante debe ser que prevalezca su opinión
sin tener el más mínimo co0ncepotode la amistad y, sobre
todo, de la gratitud, ante quien tanto hizo por algún
familiar suyo. Hay que ir hacia donde sopla el viento. Y, en
estos momentos, el viento sopla a ir contra José María Aznar,
del que dice ser amigo suyo. Con amigos como, García, no
hace falta tener enemigos.
Su egolatría, es de la de aquí te quiero ver, como muestra
un botón. García fue entrevistado por Buenafuentes, un
profesional como la copa de un pino que, en dicha
entrevista, le echo un cable a García, proporcionándole con
sus preguntas que dijese lo que más le pudiese favorecer.
Pues, bien, el señor García, realizó otra entrevista en otro
medio y aprovecho, la misma, para decir que le había
comentado, antes de empezar la entrevista, que no se pusiese
nervioso a la hora de la misma. ¿Pero, de verdad, este
personajillo, quién se ha creído que es, para decirle a otro
gran profesional, esa mamarrachada?
Un profesional, García, de quien volvemos a insistir es un
trabajador nato, con voz ante el micrófono nada radiofónica
y tartamudeante, al que se le permitía decir todo cuanto
quería por las ondas, sin que nadie, y eso no lo entendemos,
estuviese dispuesto a poner freno, a algún que otro
desatino. Bueno lo entendió, Pío Cabanillas, pero lo
perdonó.
Ahora quiere volver, aquel que se hiciera millonario
contando las miserias del deporte donde, al parecer, según
él, no había nada bueno. Nunca segundas partes fueron buenas
y las cosas han cambiado mucho. De todas formas, no creo que
vuelva a la tele, donde ya ha fracasado. García, un respeto
a los profesionales.
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