Aunque estos días y hasta el miércoles 7 ando de tiempocomo
puta por rastrojo, en esta columna siempre hemos sido gente
firme pero educada, por lo que en mi devenir actual de
transfronterizo, con amores y casa en el país vecino, parece
oportuno y cortés felicitar a mi Rey y Princesa anfitriones
(el mío, el de verdad, está en Madrid y todavía no ha tenido
una mijita en el calendario para acercarse por Ceuta, ciudad
querida), en ese Marruecos tan cerca y tan lejos que se ha
ido convirtiendo en mi hogar durante los últimos, ¡casí ná!,
seis años.
Ayer, sentado en la metarba junto a mi cálida mora
degustando la sabrosa cena dispuesta sobre el taifor,
pudimos enterarnos por la televisión marroquí del grato
acontecimiento, percibible esta mañana pues la ciudad de
Tetuán y las localidades adyacentes empezaban a desplegar
banderas y coronas de adorno, preparando el escenario y a la
ciudadanía para la fiesta. Lo que sí me extraño al acercarme
al quiosquillo de la prensa fue la ausencia de titulares en
los grandes periódicos nacionales. Y no lo entiendo, pues el
principesco nacimiento de Lalla Khadiya (Su Majestad y la
Princesa Lalla Salma han considerado pertinente ponerle el
nombre de la primera mujer del Profeta) tuvo lugar a a las
20.00 hora local (una menos en España) y, digo yo, que si ya
no era posible incluir la real noticia en la tirada podía
bien haberse preparado, a toda máquina, una edición especial
para acompañar como un anexo o, en todo caso, repartirse más
tarde. ¡Qué menos, digo yo!
Parece mentira para un Marruecos que se ha ido construyendo
a lo largo de la historia alrededor -y en función- de la
dinastía reinante, llámese ésta idrisí, watasí, saadí o la
actual, la alauí. No en vano la consigna de rigor en el país
es similar al de nuestro carlismo: Alá, Watán, Malik (Dios,
Patria y Rey, para que me entienda el amable lector).
Vayan pues sincera y cordialmente, desde esta acogedora
tierra española en el norte de Africa, mis felicitaciones a
la Familia Real marroquí. Mohamed VI, de 43 años en la
actualidad, se casó con la Princesa Lalla Salma en julio de
2002. Ambos son padres de un varón, el Príncipe Heredero
Mulay Hassan, nacido el 8 de mayo de 2003.
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