Las nuevas tecnologías avanzan a
pasos agigantados y las administraciones intentan adaptarse
a los tiempos para ofrecer un servicio más ágil al ciudadano
en evitación de las tradicionales y arcaicas ‘colas’ de
ventanilla.
La Ciudad Autónoma ha presentado su quinto portal que,
encuadrado el Plan Ciudad Digital, está destinado a acercar
al ciudadano hasta 123 procedimientos que le evitarán acudir
hasta la sede consistorial para el trámite documental.
Todo un logro aunque eso sí, en estado iniciático. Se trata
de un primer paso -importante- pero con margen considerable
de mejora y perfeccionamiento. El futuro está ahí y las
instituciones deben converger en ese entorno de las llamadas
nuevas tecnologías.
En cualquier caso el avance debe ser consustancial con una
política adecuada de respaldo y colaboración para que la
población disponga del vehículo adecuado desde el que pueda
beneficiarse del desarrollo de la ahora llamada
administración electrónica.
Si bien las instituciones, con dinero público se adaptan a
las nuevas tecnologías, éstas necesariamente deben abogar
porque la denominada brecha digital se reduzca hasta su
desaparición a base de políticas sociales destinadas,
también, a que las diferencias entre pudientes y menos
pudientes, en este concreto segmento, disminuyan.
Toda evolución es buena pero con ello no se debe permitir
que como consecuencia de una falta de previsión
institucional se acrecienten las diferencias hasta el punto
de que se provoque la existencia de ciudadanos de la élite
multimedia y ciudadanos de ventanilla forzosa.
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